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Lo más visto en 2020 | Las ratas pueden recurrir al canibalismo, ahora que las ciudades se han quedado vacías

Este artículo lo publicamos en Yahoo en abril de 2020 cuando la historia se hizo viral en las redes sociales y fue publicada por otros medios internacionales. La mostramos de nuevo a nuestros usuarios porque fue una de las historias más vistas y comentadas en nuestro sitio en todo el año.

Getty Images
Getty Images

“La naturaleza recupera su territorio”. Todos hemos visto imágenes de este tipo en las últimas semanas: desde los canales de Venecia recolonizados por fauna marina hasta ciervos por las calles de Valladolid. Pero igual lo que nos encontremos a nuestra vuelta a las ciudades es algo menos idílico.

Porque en las ciudades también viven las ratas, y algunos especialistas ya están avisando de que la situación actual puede tener un efecto importante sobre estos roedores. De hecho, el escenario que presentan no es nada alentador: una nueva estirpe de ratas agresivas y “super-resilientes”.

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Un escenario que no es ninguna locura, y cuyas consecuencias comentaremos más tarde. Pero para comprenderlo, hace falta entender un poco cómo viven las ratas en entornos urbanos.

Las ratas se organizan en grupos sociales. De hecho, las que podemos ver – es más común avistarlas en ciudades norteamericanas como Nueva York que en la mayoría de ciudades europeas, todo sea dicho – son las que han quedado apartadas de estos grupos sociales.

Bien, pues en estos grupos sociales las ratas se cuidan entre sí. Las crías reciben alimento y protección de los adultos, y estos comparten los recursos entre ellos. Recursos que, generalmente, obtienen de restaurantes, supermercados y basuras.

Pero ahora, con las normas de confinamiento, los restaurantes están cerrados. Los supermercados no tiran tanta comida, y la basura se gestiona de otra manera. A lo largo y ancho del planeta, las ratas se han quedado sin su fuente principal de recursos.

Y de aquí es de donde surgen los problemas. Porque, de manera natural, la estrategia de las ratas pasa por reducir su población. Teniendo menos crías, pero también recurriendo a otras formas más directas: infanticidio y canibalismo.

Las ratas que sobreviven a estas condiciones son exactamente las que nos podemos imaginar: las más agresivas, las más potentes – que no tiene por qué significar las más fuertes físicamente, aunque probablemente sea un factor a tener en cuenta –, las más dispuestas a llevar a cabo estas estrategias.

Todo esto se puede resumir de una manera muy sencilla: selección natural, igual no muy extendido y tal vez demasiado veloz – aunque el periodo de gestación de las ratas es de 23 días. Quedarán las ratas más resilientes y capaces de enfrentarse a momentos de escasez y alta competencia. Las ratas con las que tengamos que compartir las ciudades ya no serán las que conocíamos.

Y aquí entramos en las consecuencias de las que hablábamos antes. ¿Qué puede significar para nosotros, para los seres humanos, que se de este proceso de selección en las ratas? Puede ser que el número de ratas se reduzca, y que simplemente tengamos que gestionar colonias algo más agresivas en un primer momento – el escenario más optimista – o tal vez estas ratas “super-resilientes” puedan generar un problema sanitario añadido, funcionando como vector de enfermedades – otras enfermedades, no parece que puedan contagiarse del coronavirus.

En cualquier caso, supone un interesante “experimento natural” que está teniendo lugar durante el confinamiento.

Y para el que existe una recomendación muy clara y simple por parte de los especialistas: poner en marcha cuantas herramientas existan para el control de roedores.

Me enteré leyendo aquí.

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