Para muchos negocios reabrir no será rentable
El próximo lunes 11 de mayo arranca la fase uno de desescalada del confinamiento, coincidiendo con la última prórroga de estado de alarma anunciada el 22 de abril por el presidente del Gobierno.
Desde este punto de vista, España empieza a ver en pequeñas dosis la luz al final del túnel, aunque esto no significa la inminente llegada de la normalidad. Hay que pasar por cuatro fases de desescalada que se aplicarán de forma distinta según las condiciones sanitarias que se den en cada provincia.
Esta primera fase permite el “contacto social en grupos reducidos para personas no vulnerables ni con patologías previas” dentro de la misma provincia, al igual que la reapertura de los principales comercios al público, aunque con una limitación del aforo del 30% y reapertura de los hoteles con importantes restricciones de aforo, acceso a zonas comunes y sin servicio de restauración todavía (sólo terrazas).
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El ejecutivo ha abierto algo la mano en los requisitos que se establecen para el sector de la hostelería para este prólogo de la vuelta a la “normalidad”. Pese a que en un primer momento se estableció un aforo máximo del 30% de la capacidad para las terrazas de bares y restaurantes, las protestas generalizadas de los hosteleros han provocado el que el Gobierno rectifique y se haya aumentado el aforo al 50%.
Por lo tanto, los locales que tengan previsto abrir sus terrazas en provincias que estén permitido, podrán hacerlo a la mitad de su capacidad. Y es que limitar la ocupación de esos espacios a un tercio de su capacidad total provocaba un efecto indeseado: generaba más costes al propietario que seguir teniendo el local cerrado.
La rentabilidad del negocio, en duda
De todas formas y a pesar de este “beneficioso” cambio, casi todos los sectores a los que se les permitirá reactivarse a partir del lunes siguen coincidiendo en que las condiciones en que tendrán que hacerlo no hacen viables sus negocios.
La Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat), `por ejemplo, exige protocolos únicos, ampliaciones de los ERTE, test masivos y medidas financieras de apoyo para que se pueda retomar la actividad condiciones, o directamente, abrir los negocios. Algunas de estas exigencias se han ido consiguiendo estos días, como la prolongación de los ERTE ´más allá del estado de alarma, que permiten a la empresa esquivar el coste de las nóminas y seguros sociales hasta que el negocio recupere su pulso habitual.
En paralelo, la restricción a la movilidad entre provincias y el cierre de fronteras impiden que florezca la verdadera actividad turística, la que más riqueza aporta a la economía española, con un total de 176.000 millones de euros anuales que representan el 14,6% del PIB, según un informe elaborado por la asociación empresarial World Travel & Tourism Council (WTTC).
En este contexto, la asociación empresarial Exceltur mantiene su previsión de unas pérdidas astronómicas de 92.000 millones este año y una destrucción de empleo superior a la registrada en la última recesión de 2008.
Todas estas incógnitas van a llevar a la no reapertura de muchos establecimientos por la imposibilidad de cubrir los costes variables en los que incurrirán. Otros si abrirán, porque el empresario pueda asumir gran parte de la carga de trabajo y por un criterio de marca, reputación y presencia en el mercado. Puede que recurran incluso a la economía sumergida pero esta situación no podrá durar mucho. Sólo un final rápido de la pandemia y la capacidad de aguante de muchos establecimientos permitirá que sigan en pie.
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