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La fallida lucha contra las minas ilegales de cobalto que el Congo está perdiendo

La República Democrática del Congo, país situado en el corazón de África, es el primer productor mundial de cobalto. De allí se extrae el 70% del suministro total a nivel global. Por este motivo, este metal muy apreciado porque se utiliza para fabricar muchos de los dispositivos electrónicos que utilizamos a diario, como las baterías de los teléfonos móviles, se ha convertido en esencial en la economía de esta nación, una de las más pobres del planeta.

No obstante, el cobalto, también conocido como oro azul, está generando numerosos problemas en el país. Su extracción se realiza bajo acusaciones de corrupción, explotación y trabajo infantil y un 20% de la producción proviene de la minería ilegal. Las medidas tomadas por las autoridades congoleñas para regular la industria no han hecho más que empeorar la situación.

Muchas minas de cobalto fueron vendidas a grandes multinacionales y el gobierno de Kinsasa determinó que los trabajadores locales debían operar en las llamadas zonas de explotación artesanal designadas por el propio ejecutivo, pero la mayoría de los lugareños se niegan y lo siguen haciendo de manera ilegal en las otras. Defienden que tienen derecho a ello.

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