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¿Qué pasaría si Rajoy decidiese cerrar RTVE?

La sorpresa fue grande al conocerse que Grecia había decidido cerrar la radio televisión pública, un paradigma del caos de la administración pública de ese país. Eran los efectos devastadores de los planes de rescate. El cierre de la ERT convertía momentáneamente al país en el único de la Unión Europea sin televisión pública. Pero no duró mucho, la oleada de protestas por este cuestionado cierre hizo que el gobierno se replanteara la decisión y, finalmente prometiera reanudar las emisiones en las próximas semanas

La idea consistía en mantener cerrada teóricamente tres meses la empresa, que ahora tiene cerca de 2.700 empleados, mientras se acometía un plan de ajuste brutal que permitiera crear una nueva entidad más pequeña y con mucho menos presupuesto. Los medios de comunicación griegos barajaban que la nueva televisión diese empleo a 700 personas.

[También de interés: Rajoy, tanto disimular para al final asumir todos los impuestos y recortes de Bruselas]

Un ajuste de caballo que venía impuesto por la famosa Troika, formada por el BCE, FMI y la Comisión Europea, para lograr el objetivo de suprimir 2.000 funcionarios o empleados públicos hasta finales de julio; dentro de un plan cuyo objetivo es eliminar 15.000 plazas públicas hasta finales del año próximo.

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Visto lo visto, ¿podría pasar algo similar en España aunque formalmente no estemos rescatados? Difícilmente. RTVE, con sus 6.400 trabajadores en nómina, es una maquinaria de poderosa influencia sobre la opinión pública a la que ningún Gobierno renunciaría. Pese a acumular importantes y crónicas pérdidas, lo que se ha ido haciendo en los últimos años son ajustes no traumáticos y carísimos en los que ha primado el evitar conflicto social y los problemas antes que retener el talento.

Al mismo tiempo, es un buen lugar para que los partidos coloquen en cargos de confianza a sus fieles, no sólo para controlar los mensajes sino para dar salidas profesionales a personas de su círculo. También está presente siempre la sospecha de que, mande quien mande, los programas que no se producen desde dentro se hacen desde fuera, como en las televisiones privadas, pero a través de productoras amigas y a precios desorbitados.

Para este año por ejemplo, RTVE dispone de un presupuesto de 941 millones de euros, es decir, 24,7 millones menos que el anterior. Las cuentas también contemplan una reducción de 50 millones en la subvención del Estado, algo que ya anunció el presidente de RTVE, y que se suman a la reducción ya aprobada de 204 millones en los fondos recibidos del Estado.

La bajada de esa partida se compensará con un aumento por los ingresos en patrocinios y venta de espacios, que crecerán 28,3 millones. Además la Corporación cuenta con aumentar la facturación por el canon de las televisiones privadas y reducir el que recibe de las telecos.

Para intentar cuadrar las cuentas, la empresa ha planteado además un recorte salarial medio del 5%, al que los sindicatos se oponen de plano. Los trabajadores piden una garantía solvente, a través de la Sociedad de Participaciones Industriales (SEPI), que asegure el empleo, y que debe estar ligada a una mayor producción propia para que se consolide el empleo.

La plantilla se opone también a que el personal de la Orquesta y Coro de Radio Televisión Española se convierta en fijo-discontinuo, es decir con relación laboral solo durante la temporada de conciertos. Según el Comité de Empresa, esta medida pondría en peligro su labor: grabaciones para radio, televisión y cine, colaboraciones con sellos discográficos y giras de verano.

Visto el coste de EREs anteriores, un ajuste a la griega en RTVE parece impensable sólo por motivos económicos. Más factible sería una laminación constante del gasto, más externalización y, quizá, la vuelta de la publicidad, una verdadera pena para el televidente después de haber disfrutado de la experiencia de ver buenos programas y películas sin cortes.

IDNet Noticias

@Jorcha