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El insólito museo en el que te puedes comer las obras

La marca holandesa de queso Castello se ha marcado el objetivo de conquistar el mercado estadounidense, y para ello ha comenzado conquistando otra cosa: el estómago de los neoyorquinos. Hasta hace poco sus productos eran prácticamente desconocidos en dicha ciudad, pero su última acción ha logrado que se hable mucho de ellos.

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Con la ayuda de la siempre ingeniosa agencia Guillaume Duval, la compañía ha llevado a cabo una acción de Street Marketing de esas que dejan muy buen sabor de boca. Su idea fue crear un museo donde los espectadores podían disfrutar de las obras de una manera distinta a lo habitual: comiéndoselas.



Lo que hicieron fue montar una exposición en la transitada estación Grand Central de Nueva York dedicada a cuadros clásicos en los que aparece alguna pieza de queso. De esta manera, contaron con obras como ‘Bodegón con alcachofas, quesos y cerezas’, de Clara Peeters, o ‘Tres quesos con galletas’, de Raphaelle Peale, entre otros.

La gracia de la iniciativa es que al lado de cada lienzo hicieron una réplica con alimentos reales, usando los propios quesos de Castello. Los asistentes al museo podían disfrutar viendo las obras y también comiéndoselas, ya que en realidad se trataba de una original acción de prueba de producto.

La elección de los cuadros que formaron parte de la exposición no fue en absoluto casual, ya que en ellos aparecían todas las variedades de queso que comercializa la compañía. De esta manera, pudieron dar a conocer su catálogo de la manera más amena y efectiva, que no es otra que haciendo que la gente los pruebe.

La acción puede considerarse un gran éxito, y no sólo por las buenas críticas que ha recibido. El número de personas a las que consiguieron impactar presencialmente fue de más de medio millón, un dato espectacular tratándose de una degustación de producto. Debe ser que a los neoyorquinos les gusta mucho el arte…

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