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Los hirientes consejos que da Alemania a sus parados para ahorrar

Alemania tampoco se libra de la polémica en lo que atañe a la protección y las prestaciones que cobran los desempleados. A dos meses vista de unas elecciones generales clave para determinar el futuro del país, de la Unión Europa y del euro, cualquier asunto es observado con especial sensibilidad y más si viene acompañado de mensajes provocadores por parte de alguna institución.

Ahora ha estallado un escándalo porque una oficina de empleo de un Lander recomienda cosas como no comer carne, poner piedras en la cisterna para ahorrar agua o ir al súper con el estómago lleno. Estas recomendaciones se han incluido en un folleto para parados del Centro de Empleo del distrito de Pinneberg, en el Estado federado de Schleswig-Holstein (norte de Alemania). El folleto, objeto de polémica en las redes sociales, está dirigido a las familias que cobran la ayuda Hartz IV, que se percibe cuando se deja de recibir el subsidio por desempleo.

[También de interés: Merkel lo tiene claro, desvela la causa del elevado paro de España]


Con un formato de cómic, se narran los pasos que hay que dar para contar con la ayuda y los trucos para ahorrar de la "familia Fischer", de cuatro miembros. Entre las propuestas, renunciar a la carne una semana. "Yo de todos modos quiero ser vegetariana", dice la hija Lara, que con esa decisión está "de mejor humor".

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La familia decide más tarde vender por Internet sus muebles viejos, con lo que ganan 350 euros, y beber agua del grifo, para dejar de comprarla embotellada. El folleto incluye además otros consejos como evitar que la temperatura de la casa suba de los 20 grados, o ir a hacer la compra al supermercado con una lista y el estómago lleno. También se recomienda aprovechar rebajas y liquidaciones: "Género de la temporada pasada también puede ser atractivo", dice el folleto.

En el fondo, lo que aflora con este tipo de campañas es el poco conocido conflicto de las dos alemanias laborales. La primera es la de los estados ricos e industriales como Baden-Württemberg (sur) plagado de empresas pequeñas y medianas enfocadas a la exportación, frecuentemente familiares y líderes mundiales en segmentos muy concretos como la tornillería o los ventiladores. El pleno empleo es una realidad, los salarios suelen ser notables y existe un buen clima laboral. Frecuentemente los empleos pasan de padres a hijos.

El segundo mercado laboral en el páis que dirige Angela Merkel es el del sector de salario bajos y minijobs, los trabajos no contributivos con sueldos máximos de 450 euros. Favorecido por la inexistencia de salario mínimo, este sector precario es la otra cara de la moneda. El segundo mercado de trabajo, con productos cada vez más degradados, domina el sector servicios; la mitad de la restauración y la hostelería, casi todas las peluquerías y gran parte del comercio.

En 1995 el sector precario involucraba al 15% de los trabajadores, hoy implica a ocho millones de trabajadores, el 25%, y se ha expandido tres veces más rápido que el sector tradicional, es decir con contrato a tiempo completo, convenio y salarios suficientes. Es más, incluso tener empleo ya no es garantía de no caer en la pobreza: solo 2 millones de los 4,5 millones de receptores de subsidio social son parados, el resto son personas que no llega a los ingresos mínimos para vivir a pesar de que trabaja.

Otro mito del empleo alemán es que, según estimaciones sindicales, casi un millón de parados es ocultado por la contabilidad oficial, que no cuenta a los parados enfermos, ni a los mayores de 58 años, ni a los que asisten a cursos de formación u otras categorías. Una práctica que no es exclusiva de Alemania, claro, sino que es aplicada, bajo distintas fórmulas, por casi todos los países de la Unión Europea.

IDNet Noticias