Yahoo Finanzas Las “vacaciones sorpresa”, una nueva cultura que se está instaurando en las empresas
Ha sido un año difícil y largo. La pandemia ha traído consigo nuevas formas de trabajar, que aunque han sido beneficiosas para la conciliar la vida laboral con la personal, nos han agotado en todos los sentidos. Por esto mismo, durante este año se ha hablado con más énfasis que nunca sobre la salud mental y la emocional. Quizá por ello mismo, en un año tan complicado muchas empresas han coincidido en tomar medidas destinadas al autocuidado. Una de ellas llama especialmente la atención: las vacaciones improvisadas.
El Gobierno acaba de anuncia el fin de la obligatoriedad de la mascarilla en exteriores. Cada vez son más los españoles vacunados con pauta completa y la incidencia de casos continúa bajando. Nos encontramos con un escenario esperanzador que nos invita a disfrutar de las vacaciones con un margen de libertad, aunque siempre con responsabilidad.
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Las vacaciones son necesarias para nuestro rendimiento y para nuestra salud física y mental. Más si cabe en una situación como la actual, en la que cualquiera de estas variables se pueden ver enormemente afectadas. La pandemia ha dado un giro de 180 grados a todo aquello que creíamos inamovible, y nos ha demostrado que otra forma de trabajar, para algunos sectores, también es posible.
Nuevas formas de trabajar
Con la oportunidad del teletrabajo, también han surgido nuevas e innovadoras formas de entender la vida laboral gracias a la flexibilidad que ofrece el poder conectarse en remoto. Así, varios destinos como Canarias, por ejemplo, se ofrecieron a alojar a teletrabajadores en pos de mejorar su economía y el turismo. Algunas empresas introdujeron un concepto, el 'workation', que consiste básicamente en trabajar en lugares vacacionales para sentir que, a pesar de que se trabaja, también se desconecta.
Vacaciones sorpresa
Otro ejemplo sorprendente que nos deja este año atípico es el de LinkedIn, que en abril decidió cerrar durante una semana, dándole cinco días libres a casi los 16.000 empleados que se reparten por el mundo. Google también dio a sus trabajadores dos días de vacaciones pagadas improvisadas el verano pasado.
Una buena opción también es el de los fines de semana largos. Es por lo que optó en noviembre del año pasado Ryan Wuerch, que comenzó a decidir de forma espontánea que algunos viernes no se trabajaba.
A pesar de los contras que podamos encontrar a este tipo de modelos, debido a que el alto grado de improvisación impide aprovechar el tiempo libre, o por cualquier otro motivo, con una economía debilitada y unos empleados preocupados y estresados, parece que los días de descanso serán fundamentales.
Este par de días de vacaciones improvisados no son suficientes para terminar con las malas condiciones o los problemas de algunas empresas, pero desde luego sientan un precedente para el futuro, donde tanto la salud mental como la flexibilidad se sitúan en un lugar central de la ecuación. Con estas novedosas fórmulas, entre las que encontramos también la semana laboral de cuatro días, emerge toda una cultura empresarial que entiende que el tiempo fuera del escritorio es tan vital como las horas que se pasan en él.
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