¿Cómo saber si es amor verdadero?
Todos nos hemos hecho esa pregunta alguna vez en la vida, pero no siempre encontramos indicios que nos ayuden a responderla. El psicólogo Robert Sternberg, autor de El triángulo del amor, se ha dado a la tarea de elaborar una teoría para tratar de explicar en qué consiste el amor "verdadero".
Según Sternberg, los tres componentes del amor verdadero forman un triángulo: pasión, initimidad y compromiso.
Pasión. Su fundamento es el deseo sexual, la atracción física, la química y la electricidad que se produce con la cercanía. La pasión puede variar de intensidad pero no desaparece del todo, a veces un gesto o un pequeño cambio en los hábitos puede reavivarla o hacerla más débil.
Intimidad. La intimidad nos conduce al apego, crea conexión y cercanía, genera un vínculo que va haciéndose más fuerte y profundo conforme pasa el tiempo y se viven experiencias juntos. Está fundada en la seguridad y la confianza en el otro; cuando ésta se rompe, la intimidad desaparece, y la sospecha, los celos o las inseguridades entran en acción.
Construir intimidad requiere paciencia y tiempo, pero mucha gente no está lista para hacerlo porque implica abrirse al otro y mostrarse vulnerable. Por ejemplo, cuando las heridas de una relación anterior aún no han sanado, nos protegemos para evitar ser lastimados otra vez. Si uno tiende a proyectar las heridas del pasado en la relación presente, es porque el proceso de sanación toma tiempo para comprender, perdonar y reconciliarse con uno mismo.
Compromiso. La definición de Sternberg es muy sencilla: es la habilidad de permanecer conectado con otra persona pase lo que pase. Definitivamente, implica madurez para descifrar los malos entendidos y mucha empatía para comprender al otro. La clave, dice Sternberg, es creer en lo mejor de la otra persona y no juzgarla por sus errores; solo así se puede pensar en una solución positiva y amorosa. El reto para seguir juntos está en romper la barrera del miedo y asumir juntos la resolución de los problemas.
Un punto importante para comprometerse en una relación es que ambos tengan la certeza de que juntos son mejores que separados. Claro que la gente cambia y los compromisos pueden romperse, pero cuando existe una base de solidaridad, equidad y respeto, la relación puede sobrevivir a las peores tormentas. El compromiso, apunta Sternberg, no es para cualquiera; más que estar de acuerdo en todo, implica respetar las diferencias, los procesos y los tiempos del otro. Antes de asumirlo es importante preguntarse: ¿voy a seguir con esta persona si engorda o enflaca, si se enferma, si pierde su trabajo, si tenemos problemas económicos?
Cuando uno de los tres componentes anteriores se pierde, es señal de que la relación necesita atención, cuidado y trabajo. A mi parecer, lo más importante es saber que el amor se construye y se desarrolla sobre esas bases. Pero no basta con la voluntad o el deseo, a veces (y ese es el prodigio) se tienen que combinar miles de factores, situaciones y posibilidades para que uno encuentre a la persona con la cual desea construir ese tipo de amor.
Otras formas de amar
Basándose en la existencia o la carencia de alguno de los tres elementos anteriores, Sternberg se dio a la tarea de tipificar los tipos de amor.
1. “Le tengo cariño”. Es el tipo de amor que caracteriza a la amistad; uno siente ese vínculo revestido de calidez, cercanía y cariño, pero no un amor apasionado o un compromiso a largo plazo.
2. “Me encanta”. Hay luces de colores y mariposas en el estómago; se parece al amor “a primera vista” pero sin llegar a construir intimidad o compromiso. Así como aparece, desaparece.
3. Amor vacío. Un amor profundo puede deteriorarse hasta volverse vacío. En ese caso, permanece el compromiso, pero la intimidad y la pasión han desaparecido. Es usual encontrarlo en culturas o sociedades en las que el matrimonio representa ventajas sociales y económicas.
4. Amor romántico. Es una mezcla de los dos primeros: le tengo cariño + me encanta.
5. Amor de compañía. Es usual encontrarlo en matrimonios donde la pasión se ha desvanecido pero permanecen el cariño profundo y el compromiso. Es el tipo de relación que se construye con alguien con quien se comparte la vida, hay amistad y compromiso, pero no hay deseo sexual.
6. Amor apasionado. Es una mezcla entre un tornado de pasión y un compromiso a largo plazo. Lo que no tiene es el ingrediente estabilizador de la intimidad.
7. Amor consumado. Es el amor en su expresión más completa e ideal. Sternberg advierte que lo más difícil no es construirlo sino conservarlo y, sobre todo, expresarlo con acciones. Además, el amor consumado puede variar en intensidad y transformarse en amor romántico o amor de compañía.
Independientemente de la clasificación, es importante tener en mente la advertencia de Sternberg: los tres aspectos del amor pueden cambiar y transformarse con el tiempo; no hay relaciones perfectas y tampoco vale la pena estresarse si no se tiene una relación de amor consumado. Lo relevante es identificar qué aspectos tenemos que trabajar para construir el tipo de relación que queremos.
Si algo tengo que criticarle a Sternberg es el uso del término “verdadero”. Creo que no es adecuado porque hace parecer que las otras formas de amor son “falsas” o “fallidas” por definición. Quizás no sean tan profundas ni se transformen en familias con hijos, casa y perro. Pero no podemos negar que tienen un tiempo y un lugar en nuestra vida; son distintos niveles de compromiso y de experiencia amorosa. Y son verdaderas en la medida en que nos hacen comprender la complejidad de nuestras emociones y las distintas maneras en que podemos conectarnos con los demás.
Vuelvo a la pregunta inicial: ¿cómo saber si el amor es verdadero? Mi respuesta: todas las formas de amor son verdaderas. Tal vez podría cambiar la pregunta: ¿el tipo de amor que tengo es el que quiero, el que necesito o el que me hace bien en este momento?
Twitter: @luzaenlinea
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