‘Petting’, otro modo de placer sexual
Diana Resnicoff es licenciada en psicología, sexóloga clínica y secretaria científica de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana (S.A.S.H.).
La sexualidad puede expresarse en cientos de formas diferentes y todas son válidas. Una de ellas es el petting, un concepto que nació en los años 70 y que proviene del verbo inglés to pet. Alude a besar, acariciar, mimar y tocar, pudiendo alcanzar orgasmos intensos e inolvidables.
¿Cómo? ¿Sexo sin penetración? Parece imposible, pero no lo es. El petting propone prolongados momentos de sexo encendido, donde la excitación se logra con besos, caricias, roces en todo el cuerpo y masturbación mutua, sin penetración.
Seguramente te resulta conocido. Sin saber que se llamaba así, todas nos acariciábamos en la puerta de casa o en el zaguán con nuestro primer novio, o en la intimidad de nuestro cuarto atentas a que no aparecieran nuestros padres.
No se trata de una técnica, el petting no se aprende sino que se practica, se hace y se elige de a dos. Se trata de un juego que, con seguridad, nos brinda una oportunidad de conocer las inmensas posibilidades sensuales y eróticas que tenemos para vivir y disfrutar.
¿Cómo se hace? Es necesario que los dos estén convencidos y tengan ganas. Una buena manera es empezar hablando sobre lo que te gustaría hacer y que te hagan. Cuéntense qué los excita y qué zonas son las más sensibles. A partir de ahí, lo que la imaginación permita, todo vale. Pueden asumir roles y personajes; incluir elementos, cremas, geles, plumas, algo frío o algo tibio, lo que quieran y les guste. Lo importante es que se exploren juntos, que gocen de a dos y que lleguen al punto máximo, sin haber transgredido la principal regla de este juego: la penetración.
Además de todo esto, es una práctica que, como todo juego, es ideal para generar cambios en la intimidad de la pareja, para conocerse más a fondo y reavivar el placer. Dejar de lado la penetración y concentrarse en el amplísimo abanico de posibilidades sensuales puede resultar altamente erótico. Por eso, tómense el tiempo suficiente, dedíquense a probar, realmente a jugar, abriendo cada uno la mente al servicio de la creatividad.
Seguramente esto ayudará a una mejor comunicación con la pareja, permitirá expresar sentimientos, promoverá altos picos de ternura y cariño, y se podrá redescubrir y reavivar la pasión que a veces, se supuso que ya no existía.
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