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Masajes eróticos

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Diana Resnicoff es licenciada en psicología, sexóloga clínica y secretaria científica de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana (S.A.S.H.).


Una manera simple de estimular el tacto y que las caricias sean sensuales es a través del masaje, instrumento de comunicación que potencia el vínculo de pareja; refuerza la confianza, la intimidad emocional, aumenta el deseo, prolonga el orgasmo y rompe con la monotonía.

Un masaje erótico da la oportunidad para que cada uno, por un momento determinado, se concentre completamente en dar o recibir placer de manera exclusiva. Para quien lo da, el disfrute y la satisfacción estriba en los resultados de placer que se generan en la pareja, además de descubrir qué caricias o partes del cuerpo excitan al otro. Quien recibe el masaje tiene la oportunidad de relajarse, ser mimado y aprender a recibir placer directamente.

Para que resulte sensual, es muy importante que ambas personas estén desnudas. La persona que da el masaje debe asegurarse de que sus manos estén calentitas y, en el mejor de los casos, engrasadas con algún aceite para masajes aromático. El aceite deja suave la piel, además de agregar estimulación olfativa a esta experiencia sensual.

Puedes comenzar con un masaje exploratorio y suave por todo el cuerpo de tu pareja, asegurándote de no incluir los genitales de entrada. Recuerda que el punto es disfrutar del cuerpo en su totalidad, no solamente de aquellos puntos de placer más intensos y más conocidos. Así que concéntrate en generar placer a través de todo el cuerpo.

Luego focalízate en los pies, ya que junto con el placer que proporciona, tiene un efecto relajante y revitalizador para todo el cuerpo. De los pies vas subiendo, evitando —nuevamente— los genitales. Puedes acariciar muslos, vientre, pecho, espalda, nalgas, brazos, hombros, cara, etc., sin ningún orden en particular, sino siguiendo lo que te resulte cómodo en el momento.

Puedes comenzar el masaje con caricias suaves e irlas incrementando en fuerza e intensidad, a la vez que varías estos tipos de contacto. Además de acariciar con las manos, se pueden incluir otros estímulos, como besar, lamer, y palpar el cuerpo de la pareja con el pecho o el pelo. También se pueden utilizar plumas, telas y otras texturas para friccionar contra la piel de la pareja y variar las sensaciones generadas.

Se puede también, dando rienda suelta a la imaginación, poner música y masajear al ritmo de ésta, vendar los ojos de la pareja para intensificar sus otros sentidos, variar los tipos de caricias y todo aquello que surja en el momento.

Como complemento de otros juegos eróticos es el mejor preámbulo para la provocación orgásmica de la pareja.


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