No me satisfacen mis encuentros sexuales
En la consulta, escucho frases como "él/ella no me tiene en cuenta, sólo se tiene en cuenta a sí mismo/a" o "sabe lo que yo quiero pero todo lo hace rutinariamente", "cuando le dije que quería consultar con una terapeuta sexual me dijo que no necesitamos esas cosas porque un extraño no puede enseñarnos lo que tiene que surgirnos espontáneamente". Son mujeres, varones y parejas muy enojados porque sus encuentros sexuales no son los que esperan. Es común que surjan descalificaciones, largos períodos de silencio, venganzas en otros ámbitos de la convivencia, y hasta amenazas de ruptura. Pero enojarse con la pareja no soluciona el problema sexual, más bien lo agrava.
La sensación casi constante de deseo sexual, la facilidad de excitarse, lubricarse, erectarse, tener orgasmos o controlar la eyaculación no funcionan en "piloto automático", como muestran las películas pornográficas, y muchos suponen. Vivimos en un mundo complicado, en el cual existen problemas familiares, laborales, financieros o de pareja, que afectan los sistemas nervioso, vascular, hormonal, muscular, etc. factores indispensables para una sexualidad satisfactoria. En general, las parejas que gozan plenamente de sus encuentros, de algún modo los planifican, disponiendo de un tiempo, un espacio adecuado y de su propia disposición a pasar un buen momento juntos.
Cuando aparece un problema sexual es común consultar primero con personas amigas, que, muchas veces, no tienen respuestas. Es el momento de consultar al sexólogo. A veces los amigos tienen buenas intenciones pero poca formación académica y, más que informar, desinforman con datos poco precisos e inquietantes. En otras ocasiones, ni siquiera lo comentamos con alguien más; entonces, es el sexólogo el profesional adecuado, porque sabe, está entrenado en el tratamiento de lo disfuncional, aclara dudas y es discreto.
¿Cuáles son los problemas que aparecen?
En el varón, la ansiedad por el propio desempeño, lo inhibe y da lugar a la aparición o empeoramiento del descontrol eyaculatorio, a la inhibición del deseo y disfunción eréctil; en la mujer, además del deseo sexual inhibido, aparece muchas veces anorgasmia e incluso vaginismo, que es la contracción involuntaria de los músculos vaginales, lo cual impide la penetración. Surgen entonces mayores complicaciones que la pareja por sí misma no puede solucionar. Todo esto podría prevenirse con consultas anticipadas, al aparecer los primeros síntomas de alarma.
¿Cómo enfrentar estas situaciones?
Es muy importante dejar de culparse y de culpar al otro, sentarse ambos frente a la dificultad sexual y decidir buscar la ayuda de un terapeuta sexual. Vivir en el mundo significa dejar atrás mitos y tabúes de siglos pasados y recibir el beneficio de los avances científicos en salud. Y la sexualidad es un tema de salud.
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