Juegos sexuales: motor del erotismo y de la sensualidad
Una consulta frecuente, de parejas y de mujeres y varones es cómo volver a tener ganas. Y, muchas veces, descartadas las causas orgánicas, mi respuesta es: jueguen. Sí, porque el juego nos da permisos que no tenemos en la vida cotidiana. Es una excelente herramienta que despierta el erotismo, erotismo que se relaciona con lo inesperado, lo misterioso, lo nuevo. En cambio, se apaga con lo estable, lo conocido, lo rutinario. Y no olvidemos que el erotismo, sostenido por lo creativo y el despliegue de nuestra imaginación, es uno de los grandes pilares de la sexualidad.
Carla, de 28 años, me decía: "Me encanta, estando aun vestidos, los besos en la boca, apasionados, después lentamente nos vamos desvistiendo, nos acariciamos despacio, y ese espacio de intimidad resulta fundamental."
El juego despierta la imaginación, las ganas, nos permite dejar de lado las vergüenzas y destapa aspectos nuestros enmascarados por lo cotidiano. Cada juego sexual es un juego en sí, desde que se inicia hasta que se termina. Cada etapa tiene su sentido, y se vive y disfruta sin que ninguna parte sea considerada más o menos o importante: besos, abrazos, caricias... y tantas maneras de encontrar el placer son en sí juegos sexuales.
Por que, entonces, no instaurar un día para dedicarlo exclusivamente al erotismo y la sensualidad. Claro que a veces no es fácil, ya que eso implica disponer del tiempo y la tranquilidad necesarios. Por lo tanto organizar el trabajo, ubicar a los chicos, y preparar el lugar para este acontecimiento son tareas básicas a realizar.
¿Cómo es entonces un día erótico? Se trata de dedicarse al placer y nada más que el placer. Y esto, por supuesto, desde una óptica general del placer que incluye aquello que consideramos agradable y estimula nuestros deseos, fantasías y los cinco sentidos.
Como consejos puedo decir que hay algunas cosas infaltables: un buen baño juntos, acariciando e higienizando mutuamente nuestros cuerpos. Una comida sabrosa, liviana, con una presentación agradable visualmente hablando y por supuesto, compartida. Un ambiente cálido, con la temperatura justa, aroma especial, sábanas limpias, música... Compartir una fantasía y hacerla realidad con nuestra pareja. Tomarnos tiempo para masajearnos por turnos, sin dejar un solo rincón de la piel por explorar. Detenernos en nuestros labios besándonos como en las viejas época, cuando no había lugar de encuentro y "sólo" podíamos besarnos. Hacer el amor en diferentes posiciones, algunas conocidas, otras no tanto, y utilizando diferentes ritmos y profundidades de penetración.
Aquí les sugeri algunas ideas, pero en definitiva la letra la escriben ustedes. Que la pasen muy bien.
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