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Los estancos, ¿al borde de la desaparición aunque le pese a Montoro?

La opción de montar un estanco para ganarse la vida puede tener sus días contados en España. Una parte del Gobierno, la más liberal, quiere darles la puntilla en breve. Al menos eso se desprende de la recomendación que acaba de realizar la Comisión Nacional del Mercado de la Competencia, que depende del Ministro de Economía, Luis de Guindos.

Este organismo le reclama a Cristóbal Montoro, de quien dependen los estancos, que analice si debe mantener la existencia del monopolio de distribución de tabaco en los estancos y le insta a que si no encuentra suficiente justificación proceda a realizar las modificaciones normativas necesarias para su progresiva eliminación. Es decir, aboga por la liberalización total de este negocio, sometido a una regulación propia de la dictadura y por tanto, totalmente intervencionista.

El informe del guardián de la competencia enumera los puntos de la legislación que deben abolirse, como por ejemplo que las concesiones para gestionar el estanco sean de 25 años, y reclama que si siguen funcionando, se regule un plazo inferior. También reclama que puedan decidir libremente lo que venden y que “elimine o suavice” los requisitos para ser titular de una expendeduría. Hoy por ejemplo tiene que ser una persona física; que se comprometa a residir en la localidad; a gestionar por sí mismo el negocio y que no sea titular de otra expendeduría.

[También de interés: Vuelve el estanco, otra manera de ganarse la vida en esta crisis]

En cuanto a la venta de tabaco en ferias y exposiciones, la CNMC sugiere que la concesión se adjudique por mecanismos competitivos, como la subasta. Recomienda que el Gobierno revise las reglas generales para la instalación de expendedurías porque se “concede excesiva discrecionalidad a la Administración Pública” y tacha de desproporcionado exigir que el tabaco se almacene en el punto de venta y se exija una autorización administrativa para utilizar otro local, y a su vez pide que se elimine o se justifique mejor la obligación de adquirir y transportar las labores de tabaco personalmente por el titular del estanco. En cuanto al suministro a los bares, la propuesta es eliminar la obligación de que sólo lo puedan hacer los tres estancos más cercanos al mismo.

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Los estanqueros han puesto el grito en el cielo al conocer las intenciones de Economía. A través de la Unión de Asociaciones de Estanqueros han manifestado su deseo de que continúe el monopolio. Alegan la gran importancia que tiene el tabaco para los estados por su fuerte carga fiscal y por la responsabilidad que conlleva el control de un producto muy vigilado sanitariamente por sus consecuencias para la salud, como se advierte en las propias cajetillas.

Y, quizá más importante, señalan que el Estado perdería el control sobre una recaudación de unos 10.000 millones de euros anuales. En 2012 el Estado recaudó 8.699 millones por la venta de labores de tabaco y, de enero a noviembre de 2013, llevaba recaudados 8.417 millones de euros, según los estanqueros. Pero la recaudación de impuestos no depende de quién sea el titular del estanco. Si los vendiera una papelería, por ejemplo, Hacienda se llevaría la misma tajada en impuestos pero posiblemente perdería el canon que cobra Hacienda a los estancos.

El cumplimiento de estas recomendaciones que pueden acabar con el estanco tal y como lo conocemos, y que son fruto de una sentencia previa del Tribunal Supremo que trata de adaptar el negocio de los estancos a la legislación europea, llega en un momento especialmente inoportuno. Puede hacerle un roto al Ministerio de Hacienda, que tiene previsto sacar a concurso decenas de nuevos estancos.

Su plan es adjudicar entre 200 y 300 establecimientos en la que sería la tercera vez que ofrece un paquete de licencias en los últimos 30 años. Según la regulación vigente, la persona que obtiene la autorización para abrir un estanco tiene que pagar una tasa para la apertura (entre 100 euros y 200 euros aproximadamente según el tamaño de la población) además de un canon anual por explotar el estanco. Se constituye de una cuota fija (de 120 euros a 240 euros en función del número de habitantes) y de una cuota variable función de las ventas, que va de cero euros (si facturas menos de 12.000 durante el año), hasta 9.000 euros si superas los 450.000. No es mal negocio, ni para Hacienda ni para los estanqueros.

IDNet Noticias

@Jorcha