Vuelve el estanco, otra manera de ganarse la vida en esta crisis

La frase “si quieres ganarte la vida, monta un estanco” suena a la España de después de la guerra, pero en breve va a volver a ponerse de moda. Hacienda va a sacar a concurso entre 200 y 300 estancos. Es la tercera vez que ofrece un paquete de licencias en los últimos 30 años y es muy posible que haya codazos para llevarse uno de estos establecimientos autorizados a vender tabaco y sellos porque es una forma relativamente segura de buscarse la vida, especialmente en momento tan difíciles como los que vivimos ahora.

El criterio para adjudicar una licencia, una vez cumplidos los requisitos básicos (ubicación, distancia hasta otro estanco, superficie mínima del local y distancia mínima con los centros docentes), será puramente económico: ganarán las mayores ofertas económicas, que deberán partir "de un precio mínimo establecido" por Hacienda para cada zona, según informa El País.

En función de cuánto cobre Hacienda y cuánto oferten los aspirantes, el estanco será mejor o peor negocio, aunque los tiempos en que era considerado un chollo parecen haber pasado a mejor vida. La crisis, los cambios de hábitos, los impuestos y la tecnología han reducido las ventas de tabaco y sellos de forma importante. Y a falta de la adjudicación de esta nueva oleada de establecimientos de este tipo, la competencia es mucho mayor que en la España de los años cincuenta, sesenta o setenta.

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Por eso cabe analizar bien si puede ser un buen negocio un estanco ahora en España. Hay que tener en cuenta los requisitos que se suelen exigir en estos concursos. Hay que disponer de un local en la zona convocada, no se puede tener deudas con la Administración, ni haber sido condenado o estar en proceso por contrabando. Tampoco se puede ser titular de otro estanco o punto de venta por recargo y hay que gestionar directamente el negocio, aunque se puede tener ayuda.

A falta de conocer el detalle de las condiciones de este nuevo concurso que fijará el equipo de Cristóbal Montoro, la persona que obtiene la autorización para abrir un estanco tiene que pagar una tasa para la apertura (entre 100 euros y 200 euros aproximadamente según el tamaño de la población) además de un canon anual por explotar el estanco. Se constituye de una cuota fija (de 120 euros a 240 euros en función del número de habitantes) y de una cuota variable función de las ventas, que va de cero euros (si facturas menos de 12.000 durante el año), hasta 9.000 euros si superas los 450.000.

La licencia da derecho a vender tanto tabaco como timbres y se cobran tres tipos de comisiones: el 9% para los cigarros, el 8,5% para los cigarrillos y el 4% para los efectos timbrados y signos de franqueo. Es decir que si se vende un paquete de cigarrillos a 5 euros, por ejemplo, el propietario del estanco se lleva 42,5 céntimos. Además, entre las condiciones básicas, se exigirá un mínimo de ocho horas de apertura al día, excepto sábados tarde y festivos, aunque será el estanquero el que fije el horario.

El negocio no parece por tanto tan claro como se podía imaginar uno. De hecho, en el concurso que se convocó en 2002 y 2003, había previstas 1.000 asignaciones pero finalmente solo se ofrecieron 750 en todo el àís, que se dirigieron sobre todo a aperturas en la periferia de las grandes ciudades así como en importantes núcleos turísticos y otras zonas desabastecidas.

Entre los criterios de adjudicación, se valoraron el interés comercial, la superficie, el escaparate y los almacenes del local propuesto, así como la mayor distancia posible a centros docentes, un criterio que se utilizó en esos concursos por primera vez, y que ahora también será un requisito. Eran tiempos de vacas gordas pero muchos de esos estancos después no han funcionado bien, sobre todo si tenemos en cuenta que algunos barrios nuevos han quedado medio desiertos por la crisis.

IDNet Noticias
@Jorcha