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El ‘crowdfunding’ llega al ladrillo, pero no al español

El crowdfunding se ha desarrollado mucho y permite financiar todo tipo de iniciativas, tanto altruistas como empresariales. En este segundo campo proliferan las plataformas para financiar a pymes y startups, proyectos que por definición suelen conllevar un riesgo financiero elevado ya que pueden implicar bien que se multiplique nuestra inversión o que se pierda.

Pero ¿qué pasa con la inversión en ladrillo, tan querida por los españoles? En circunstancias de mercado estables, invertir en inmuebles es más seguro, a lo que se añade el respaldo que supone tener detrás un activo que se puede vender.

Bueno pues ese crowdfunding ha llegado al ladrillo gracias a empresas como Prodigy Network, que aborda en Colombia y Estados Unidos proyectos inmobiliarios que se financian con aportaciones individuales. Rodrigo Niño es su promotor.

“Durante 80 años, la legislación norteamericana impedía que un particular invirtiera en proyectos inmobiliarios”, explica Niño a El País, “No se publicitaban los proyectos y además faltaba la tecnología para que fuera posible. Los grandes proyectos inmobiliarios eran cosa de las grandes corporaciones; pero en septiembre del pasado año la Administración de Obama abrió estos proyectos al pequeño inversor”, que así tiene una alternativa a los bonos, acciones y depósitos.

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Otro cantar es en España, en donde aunque se han desarrollado diferentes iniciativas, el crecimiento del crowdfunding está siendo limitado. Seguimos siendo bastante “tradicionales” a la hora de buscar financiación, tanto entre particulares (las plataformas p2p no están teniendo un gran recorrido) como en el de proyectos. Aunque en esta última sí nos encontramos con un segmento activo, pero que en realidad difiere con el concepto original del crowdfunding: es el del gran inversor de capital riesgo o business angel.

Prodigy Networks promueve The Williams, por ejemplo, un proyecto de 141 suites, necesitaba 175 millones de dólares, que Niño completó exitosamente gracias a inversores que pagaron un mínimo de 250.000 dólares. Su último proyecto, también en Manhattan, es el 17John, un edificio de 23 pisos con 191 apartamentos y un presupuesto de ejecución de 275 millones de dólares. Inversión mínima: 100.000 dólares.

Esta cantidad es casi seis veces superior al límite que pone la nueva ley española a los inversores que quieran entrar en páginas de crowdfunding. “Teníamos proyectos para España, y ahora quedan anulados”, dice NIño. Los pequeños inversores tienen muy capada su capacidad de inversión e incluso también la tienen los profesionales, que no pueden recaudar por Internet más de un millón de euros, una cantidad que hasta ahora ninguna startup española ha alcanzado.

Con todo ello, el desarrollo de crowdfunding inmobiliario en España no parece fácil en el corto plazo, con pocos agentes interesados y sólo potencialmente para los grandes inversores. “El Gobierno español se ha dado un tiro en el pie con el único fin de beneficiar al lobby bancario”, dice Niño.

El negocio, si se hace bien, parece rentable para todos. Prodigy Networks por ejemplo se lleva el 2% de la cantidad conseguida y el 3% del coste del proyecto. El inversor recibe un retorno preferencial del 6% y luego el 80% del excedente y Prodigy el 20% hasta que el inversor tenga el 15%. Después de eso, se repartirían a partes iguales los beneficios entre inversor y Prodigy.

IDNet Noticias
@Jorcha