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Insulta sin saberlo al hombre que le va a hacer una entrevista de trabajo

‘Karma is a bitch’, es una expresión que suele ser habitual en Internet y en la series de televisión norteamericanas. Se puede traducir como ‘El karma es una perra’, y hace referencia al espíritu vengativo del karma: si haces algo malo, la vida te devolverá algo malo. Y si no, que se lo digan a un joven que mando a tomar viento a un hombre que horas después le iba a hacer una importante entrevista de trabajo.

Todo sucedió el pasado lunes por la mañana en Londres en un tren repleto de gente de la línea District. En plena hora punta, con el vagón a reventar, un hombre llamado Matt Buckland tuvo un gesto de cortesía con un pasajero que quería bajarse en la estación de Monument.

Matt Buckland
Matt Buckland



Como explica a la página web Buzzfeed “Yo también me iba a bajar, pero me paré para que otra persona saliera antes. Justo detrás, tenía aun chico que quería salir también, pero que se debió pensar que me iba a quedar quieto. Me empujó, así que me di la vuelta para explicarle que solo quería dejar pasar a otro pasajero”.

Pero las explicaciones de Matt no convencieron al joven que tenía pisa. “En vez de aceptar lo que le dije, me empujó más y me dijo que me fuera ‘a tomar por culo’. Salió del tren y se fue corriendo”, explica Matt Buckland.

Parece otra historia de mala educación como las que se viven a diario en cualquier medio de transporte de una gran ciudad, pero la cosa no acabó ahí. Buckland, que trabaja como jefe de adquisición de talento en una multinacional -es el responsable de selección de personal- se volvió a encontrar cara a cara con el maleducado unas horas después, pero en un escenario muy diferente: el joven tenía una entrevista de trabajo con él.


Matt le reconoció en seguida, incluso le dio tiempo a tuitear sobre ello, pero el candidato no sabía que la persona que iba a decidir si darle un trabajo como programador de Python -sueldo medio estimado de 40.000 libras al año  (55.000 euros)- era al que había insultado horas antes.

El entrevistador no hizo sangre de lo que había pasado. Según cuenta, primero le preguntó cómo había ido el día, y si recordaba haber estado en un vagón de metro aquella mañana. Entonces el joven se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo. Como explica Buckland “Los dos empezamos a hablar de lo mucho que odiamos el transporte público por las mañanas, y la conversación se relajo”.

El ejecutivo fue mucho más benevolente de lo que muchos serían tras vivir una situación así, ya que para él “en una entrevista hay que dejar de lado lo personal y también hay que entender que somos humanos, no somos perfectos y que podemos cometer errores”.

Pero a pesar de su discurso buenrrollista, Auckland confiesa que el candidato no pasó la entrevista y se queda por tanto, sin trabajo. ¿Habría pasado lo mismo si su primer encuentro hubiera sido de otra manera?

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