Seis trucos del Gobierno para no decir ‘rescate’

"Dígalo conmigo, Rajoy: rescate; llame al rescate, rescate; tiene que enfrentarse a la realidad, no le va a pasar nada por reconocer la verdad", le ha dicho esta mañana la portavoz de UPyD en el Congreso, Rosa Díez, al presidente del Gobierno. Pero Rajoy hizo oídos sordos y esquivó la pregunta como pudo en la sesión del control de la cámara. Parece que para el PP, 'rescate' es una palabra tabú; huyen de ella.

Desde luego, jamás debió pensar el Presidente que, tras sus palabras para explicar el 'rescate', le iban a caer tantos palos. Entre De Guindos y él se están llevando desde hace unos días un buen 'revolcón', tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, por varios motivos: el primero, que Rajoy alardeara de que fue él quien presionó a Europa para conseguir los 100.000 millones para los bancos y no al revés; el segundo, que 'humillara' a Uganda en el famoso mensaje que envió a De Guindos (algo que, por cierto, ya ha sido contestado); y tercero, lo más comentado, también de actualidad: que ambos hayan negado una y otra vez que se trate de un rescate.

"¿Se acuerda cuando toda esta Cámara decía a Zapatero que había que llamar las cosas por su nombre y que debiera pronunciar la palabra crisis porque había una crisis y que no le iba a pasar nada por hacerlo?", he ha soltado fulminantemente Díez a Rajoy en un acoso constante. Al fin y al cabo, todo el lío se ha montado por esta nomenclatura. Mientras en la España de los dos rescates los medios no se ponen aún de acuerdo con la definición, casi todos los medios internacionales atacan a Rajoy por, según su criterio, negar la mayor.

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El más irónico, sin duda, ha sido la revista Time, que ha establecido un análisis crítico con el presidente del Gobierno titulado: "Tu dices tomate, yo digo rescate", en el que destaca cómo España insiste en llamar préstamo a estos 100.000 millones cuando ya hemos visto lo que ha pasado con otros países de la eurozona, como Irlanda, Grecia o Portugal.

No obstante, hagamos un repaso. ¿De cuántas maneras se ha llamado a este 'rescate' para evitar decir la palabra 'prohibida?

1. Préstamo (Definición): Dicho por el propio De Guindos, en la famosa rueda de prensa del sábado. Además, solo para los bancos y en condiciones según sus palabras, aunque, como hemos analizado aquí, la realidad es bien distinta.

2. Línea de crédito (Definición): En boca de Rajoy, durante otra rueda de prensa (la del domingo por la mañana) para simplificar todo el proceso. Si nos ceñimos al significado, podría aceptarse, pero está claro que 100.000 millones de euros parecen una empresa bastante mayor.

3. Apoyo financiero: Otro de los sinónimos utilizados por De Gindos el pasado sábado. Lo es, cierto, pero con una contrapartida. No será gratis, es decir, habrá que pagar por él intereses (se cree que entre el 3% y 4% anual, a abonar a nivel individual por la banca privada y a nivel estatal por la banca pública o nacionalizada)

4. Inyección de fondos: por parte de Europa, que es más bien el significado del trato acordado entre ambas partes (Bruselas y España), y no la definición.

5. Recapitalización: Otro término que hemos oído mucho estas últimas semanas y, sobre todo, desde el sábado. El problema, aquí, es que tampoco es la definición; es el objetivo: la necesidad que tiene una empresa (en este caso los bancos) de aumentar su capital para garantizar su estructura y responder a las obligaciones a corto o medio plazo (es decir, para cubrirse, por ejemplo, ante la retirada repentina de los depósitos de sus clientes, como ha ocurrido con Bankia).

6. 'Chollo': No podía faltar este coloquialismo: en algunos casos, de manera irónica para criticar a Rajoy; en otros, de manera literal, desde sectores más afines al Gobierno, reflejando cómo el tipo de interés a pagar será mucho más barato que el que paga el Estado en las subastas de deuda por la prima de riesgo.

Como veis, al final todo es un enredo semántico que alimenta una y otra vez el debate pero que, en el fondo, no lleva a ninguna solución y que no debería distraer el verdadero problema: que la banca española ha sido muy mal gestionada, por unos y otros, y que, por esta razón, se necesitan 100.000 millones de euros que tendrán que devolverse con intereses. Esa es la cruda realidad.

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