Hemos pagado el rescate de la banca, pero en mi pueblo no hay banco
El tsunami que vive la banca en España ha provocado un cierre masivo de sucursales que provoca que muchos ciudadanos que viven en pueblos o barrios periféricos, que han contribuido como todos al saneamiento del sector, ya no tengan a mano ni una sola sucursal bancaria. Para ir a la ventanilla tienen que recorrer varios kilómetros en coche o autobús. Este fenómeno puede ir a peor porque todavía no está completado el ajuste en varios bancos.
Es una situación paradójica porque la banca es un servicio esencial, como demuestra la diligencia del Estado a la hora de ayudarla con dinero público, pero que no está garantizado en todo el territorio, como ocurre con la luz o el teléfono. Las eléctricas y telefónica reciben dinero para atender esas necesidades y las atienden.
El fenómeno se llama exclusión financiera y en España hay nada menos que 2,6 millones de personas soportando esta situación, a los que hay que sumar 12,1 millones de subatendidos financieramente, lo que nos coloca en el rango medio de los países europeos, según un estudio reciente de Mastercard. En Europa Occidental, la cifra de personas financieramente excluidas y subatendidas alcanza los 93 millones.
De acuerdo con el informe, la mayoría de personas en exclusión financiera son mujeres (el 55%) y el 51% de esas personas está casada, en tanto que el grupo más amplio dentro de este segmento de excluidos financieramente (el 40%) no ha recibido ningún tipo de pago, sueldo o ayuda social en los últimos tres meses.
[También de interés: Banco, ¿para qué te quiero?: La familia y los amigos son ya la primera opción para conseguir dinero en España]
En España este problema es cada vez más común sobre todo entre los clientes de los bancos nacionalizados, ya que las autoridades europeas han obligado a Bankia, Novagalicia Banco y CatalunyaCaixa a cerrar la mitad de su red de sucursales en cuatro años y a deshacerse de buena parte de la plantilla. Desde 2008, como resultado de la reforma financiera, en nuestro país han cerrado 7.000 sucursales bancarias.
Bankia por ejemplo va a prescindir en total de 4.500 trabajadores y cerrará 1.100 oficinas en España. Entre octubre y noviembre de este año está previsto que finalice el proceso de reestructuración de su red de sucursales, del que ha ejecutado ya un 70%.
En Cataluña, el banco reducirá la plantilla a más de la mitad y el 58% de sus sucursales bajarán la persiana. Además de la pérdida de puestos de trabajo, el recorte supondrá que Bankia deje de tener representación en 51 municipios catalanes. La lista incluye localidades como el Vendrell, Hostalric, Sant Just Desvern, Tàrrega, la Seu d'Urgell, Platja d'Aro, Puigcerdà, la Bisbal de l'Empordà, Ripoll, Reus, Salou, Amposta, Manlleu y la Garriga. En la provincia de Tarragona la entidad pasará de tener 29 oficinas a dos, ambas ubicadas en la capital; mientras que, en Lleida, la cifra descenderá de 11 a 3; en Girona, de 37 a 17; y en Barcelona, de 277 a 124.
En los próximos meses otras entidades también nacionalizadas seguirán los pasos de Bankia. Este es el caso de CatalunyaCaixa. De hecho, su fusión con Caixa Manresa y Caixa Tarragona se llevó por delante 486 oficinas. Ahora, fruto del plan de reestructuración impuesto por Bruselas, la entidad negocia un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que afectará a un tercio de la plantilla -2.395 personas- y está estudiando cómo llevar a cabo el plan de cierre de oficinas.
En Galicia, tres cuartos de lo mismo. Desde 2008 hasta lo que va del 2013 han echado el cierre 502 sucursales. La cifra convierte a la comunidad gallega en la segunda que ha sufrido un mayor ajuste de la red bancaria, por detrás de Cataluña.
Un caso especialmente impactante es el de la isla de La Graciosa. A partir de este mes de octubre iba a quedarse sin su única sucursal bancaria, la de Bankia -anteriormente, La Caja de Canarias- . Este hecho obligaba a los vecinos a coger un barco hasta Lanzarote, al puerto de Órzola. Y si querían seguir fieles a la misma entidad, el trayecto se podía alargar cuatro horas ya que desde Órzola debían tomar un autobús hasta Haría, donde se encuentra la sucursal más próxima. Gracias a la presión ciudadana, el banco dio marcha atrás y se ha comprometido a mantener abierta la oficina.
Y también hay que tener en cuenta la posibilidad de que la existencia de tan pocos bancos en general en España y tan pocas sucursales en algunas zonas aborte la competencia entre entidades, de tal manea que se permitan cobrar precios abusivos por sus servicios.
IDNet Noticias