El falso acto altruista de Rato y su ‘venganza’ con Bankia
Rodrigo Rato se quedó hace poco más de un año sin un finiquito de 1,2 millones de euros cuando salió por la puerta de atrás de Bankia. Era lo que le correspondía como compensación por el llamado periodo de no concurrencia con la empresa de la que se iba. Ese periodo equivale a una cuarentena para los altos directivos que dejan una empresa y durante el cual no pueden trabajar en la competencia. Ese proceso suele durar dos años y a cambio se recibe una compensación económica.
En su momento la información facilitada por Bankia y el entorno de Rato sostenía que el expresidente e imputado en el caso del mismo nombre había renunciado a ese finiquito como gesto caballeroso ante la difícil situación en que quedaba la entidad, los empleados, los accionistas y los preferentistas.
Pero Bankia ahora sostiene lo contrario: que era potestad suya pagarle o no esa cantidad y que como no quería abonarle un euro, Rato se fue con una mano delante y otra detrás. Esto supone que habría sido falsa la versión contada entonces por el propio exministro y que además éste siempre ha sido libre para trabajar en cualquier entidad financiera.
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Ha sido ahora, dieciséis meses después de abandonar Bankia cuando Rato ha vuelto a recalar en otro banco. Volverá a pisar moqueta y a reunirse en mesa de caoba ovalada.
Emilio Botín, presidente del Santander, ha vuelto a rescatar profesionalmente al exdirector gerente del FMI. Lo hizo cuanto Rato volvió a España de ese puesto de relumbrón y lo ha vuelto a hacer ahora. Ha fichado a Rato de nuevo como miembro del consejo asesor internacional del grupo Santander. La misión de Rato será "colaborar con el Santander en el diseño, desarrollo y, en su caso, puesta en marcha de la estrategia de negocio a nivel global, mediante la aportación de ideas y la sugerencia de oportunidades de negocio".
En su nuevo cargo, Rato no se hará rico –en el sentido que tiene esta palabra para las élites- pero disfrutará de una serie de privilegios con los que el banco agasaja a los miembros de este órgano cada vez que se reúne: vuelo en clase business, suite en el Ritz si así se requiere, cenas en restaurantes como Zalacaín y otros detalles similares. El salario, por cierto, rondará los 200.000 euros por trabajar dos días al año, según El Confidencial. El que fuera el mejor ministro de Economía de la democracia –Botín dixit- compartirá esas exclusivas reuniones con antiguos ejecutivos de grandes empresas internacionales.
Este es el segundo cargo que asume Rato desde su salida de Bankia. En enero de este año, el presidente de Telefónica, César Alierta, que había sido aupado a este cargo por el propio Rato, fue el primero en rescatar al exministro. Decidió ficharle para que se incorporara a los consejos asesores de la compañía en Latinoamérica y Europa. La compañía justificó el fichaje por "su experiencia y trayectoria" y con el objetivo de "reforzar la visión global de la compañía". La decisión fue aprobada por la Comisión de Nombramientos, Retribuciones y Buen Gobierno de Telefónica. Este cargo está remunerado también con 200.000 euros. Se puede decir por tanto que Rato ya ha salido de la crisis, antes incluso que España.
IDNet Noticias
@Jorcha