Oleada de divorcios en China para no pagar a Hacienda
Todo en la gigantesca China es desproporcionado, desde la población al tamaño de su economía, pasando -como no- por el precio de la vivienda. La burbuja inmobiliaria está alcanzando niveles nunca antes vistos en ningún otro país del mundo: una casa tradicional en Shanghái cuesta hasta 45 veces el ingreso medio anual de un hogar. De hecho, algunas familias se endeudan durante tres generaciones para comprar una casa.
La cada vez más rentable compraventa de bienes inmuebles es casi un deporte nacional para la pujante clase media alta del país. Sin embargo, el pasado mes de marzo el Gobierno de Pekín decidió poner freno a esta orgía inmobiliaria aprobando un plan económico que, entre otras medidas, grava con un nuevo impuesto del 20% los beneficios obtenidos del ladrillo.
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Sin embargo, la iniciativa no solo no ha servido para rebajar el precio de las viviendas y neutralizar la creciente especulación, sino que ha tenido un inesperado efecto secundario: el número de divorcios entre los matrimonios chinos se ha disparado desde la implantación de la nueva legislación.
La razón no es otra que un pequeño vacío legal en la norma que permite que, bajo ciertas condiciones, una pareja con dos propiedades pueda divorciarse, vender una de sus propiedades sin pagar impuestos y volverse a casar justo después. Y es que, quien hizo la ley, hizo la trampa.
Se duplican las rupturas
Desde el anuncio de la nueva política impositiva, la tasa de divorcios se ha disparado en localidades como Shanghái, Guangzhou o Suzhou, además otras grandes ciudades chinas, según ha informado el ‘Shanghái Daily’. Eso sí, la mayoría de las parejas ha manifestado su intención de volver a contraer matrimonio en cuanto vendan sus propiedades.
De hecho, el pasado 4 de marzo, sólo tres días después de que entrase en vigor el nuevo impuesto, la ciudad de Nanjing registró 294 divorcios en sólo 24 horas, más del doble de lo habitual.
Y, según cuenta el ‘New York Times’, la mayoría de estos alegres divorciados solicitó el ‘certificado de soltería’ ese mismo día, como requisito imprescindible para vender sus casas sin entregar el 20% del beneficio al Gobierno chino. Parece que los matrimonios chinos han cambiado aquello de 'hasta que la muerte os separe' por un conveniente 'hasta que Hacienda os separe'.
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