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Portugal presenta unos presupuestos con nuevas tasas para tranquilizar a Bruselas y los inversores

El gobierno portugués presenta sus presupuestos 2017, pensando en convencer a la Comisión Europea y tranquilizar a los inversores que temen que el país tenga que acudir a un segundo rescate internacional. En minoría con el apoyo de los radicales de izquierda y los comunistas, el primer ministro socialista António Costa defendió en el Parlamento unas cuentas que introducen nuevos impuestos. “La tasa a las grandes propiedades no será para pagar los gastos de 2017, no será para una necesidad inmediata”, argumentó Costa. “Será una tasa sostenible para reforzar nuestro sistema de seguridad social”. De hecho, el Ejecutivo de izquierdas combina bajada de algunos impuestos del anterior gobierno conservador con la creación de otros nuevos. El de la propiedad se refiere a las casas valoradas en más de seiscientos mil euros. Con lo que se espera recaudar 170 millones de euros anuales. También se aplicará una tasa del 35 por ciento a los pisos turísticos de alquiler. Y habrá una de nueva para las bebidas azucaradas, excepto las de frutas. Simultáneamente, se subirán las del tabaco y el acohol (dejando fuera el vino) y la de los automóviles. A cambio de ello, se eliminará gradualmente el impuesto especial sobre los salarios. Y se aumentarán progresivamente las pensiones. Una nueva orientación fiscal, que debe en todo caso contar con la luz verde de Bruselas que vigila de cerca el déficit público. Lisboa se juega con ello el mantenimiento de los fondos estructurales.