La ciudad siria de Alepo, un infierno para la población civil atrapada en los combates

Al norte de Siria, en la ciudad de Alepo, cualquier esquina es un escenario de guerra. Dividida entre fuerzas de gobierno y grupos insurgentes que luchan para derribar al presidente Bachar al Asad, las 300.000 personas que se estiman aún viven aquí, no viven, malviven, entre las bombas. Bajo control de las fuerzas opositoras pero practicamente sitiada por las fuerzas del régimen, presas del pánico, mirando siempre al cielo, escuchando... Ese es su día a día. Desde el aire, las fuerzas del Gobierno sirio llevan semanas realizando avances para cortar las líneas de suministro a los rebeldes que controlan el este de la ciudad, la segunda en importancia del país. Sin embargo, en una nueva victoria los rebeldes sirios, donde caben todos, el Ejército del Islam, el Movimiento Islámico de los Libres de Sham, el Frente al Nusra -filial siria de Al Qaeda- y el Frente Levantino habrían conseguido arrebatar a las autoridades el control total de la estratégica localidad de Handarat, en la entrada norte de Alepo. Aunque pagando la factura más alta, la de más dolor y muertos La bandera colonial de los rebeldes ondea enarbolada por los extremistas islámicos que invaden el país. El conflicto, que no entiende de bandos, ya se ha cobrado la vida de al menos 200.000 personas y miles de refugiados.