Se cumplen dos décadas del ‘corralito’ en Argentina y el fantasma sigue al acecho

El 3 de noviembre de 2001, el Gobierno del entonces presidente Fernando de la Rúa firmó el Decreto 1570 que, entre otras cosas, marcaba un límite máximo para los retiros en efectivo como parte del plan para evitar la fuga de capitales en la nación. Veinte años después, Argentina sigue sin olvidar lo vivido y la palabra ‘corralito’ estremece a cada ciudadano en medio de una crisis económica derivada, en parte, por una alta deuda.

Fernando de la Rúa asumió la Presidencia argentina en diciembre de 1999 gracias al respaldo de una mayoría de ciudadanos que fueron seducidos por la propuesta de dar fin a una serie de políticas neoliberales y corrupción. Sin embargo, los problemas económicos que heredó, entre ellos una alta tasa de desempleo y una recesión de un año, fueron atenuantes para su salida.

Más allá de ello, al momento de firmar el Decreto 1570 del 3 de noviembre de 2001, De la Rúa tuvo que asumir las consecuencias de la medida de anclar el valor del peso al dólar. Una ley que entró en vigencia en enero de 1992, pero que fue el sustento para la salida de capitales del país.

Con un peso poco competitivo, y caro para muchos mercados, Argentina fue perdiendo la capacidad para generar divisas. Ello llevó al Gobierno de turno a firmar la iniciativa del entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, como una manera para frenar la salida de divisas del país.

No obstante, lo riguroso de la medida, que impuso fuertes restricciones a las extracciones de dinero de los bancos, derivó en un levantamiento social que dejó decenas de muertos y se extendió por cerca de 16 días. De la Rúa, en medio de la agitación popular, optó por renunciar a la Presidencia.

¿Existe la posibilidad de un nuevo corralito en Argentina?

Si se compara el panorama de 2001 con el actual de Argentina, la situación no muestra muchas diferencias. Pero el establecimiento de un corralito, de acuerdo con economistas consultados por medios argentinos como Ámbito, no está en los planes.

Durante la primera semana de diciembre, una serie de ‘fake news’ se presentaron en la nación luego que el Banco Central de la República Argentina (BCRA) emitiera un comunicado el 25 de noviembre en que establece que a partir del 1 de diciembre, la posición de contado prevista en las normas sobre Posición Global Neta de Moneda Extranjera de los bancos "no podrá superar el importe equivalente al 0% de la responsabilidad patrimonial computable (RPC) del mes anterior al que corresponda".

Pero, tras los rumores levantados, el BCRA aclaró que "las decisiones que tomó la semana pasada referidas a la posición de cambio de las entidades financieras no tiene ningún efecto sobre los depósitos en dólares en el sistema ni con los activos que los respaldan".

El economista Christian Buteler, citado por el referido medio, señaló que “muchos hablan de corralito por desconocimiento y el miedo por lo vivido en Argentina en otros momentos, se entiende. Pero hay muchos otros que son del sistema, saben que los dólares están y lo hacen para generar caos (…) Corridas eran las de antes. No existía WhatsApp y mucho menos Twitter. Era el 2001 y Argentina atravesaba otra crisis, una de las más graves, problemas con la deuda, años de recesión, debilidad política y una convertibilidad que estaba agotada", agregó al diario.

Alberto Fernández asegura que “pagará deudas heredadas”

En otro orden de ideas, el debate sobre la negociación de la deuda que mantiene Argentina con el Fondo Monetario Internacional (FMI), tras un desembolso cercano a los 44.000 millones de dólares, se mantuvo sobre la mesa en las últimas horas, más cuando se conoció que una comisión del país sudamericano viajará a Washington para reunirse con representantes del Fondo.

"Afrontaremos las deudas que otros generaron. Ese acuerdo no será a costa del desarrollo del país ni en base a ningún programa de ajuste. Seguimos negociando con el Fondo Monetario Internacional a paso seguro y con el pulso firme”, dijo el presidente Fernández el 2 de diciembre.

Con EFE y medios argentinos