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Antonio Soler: "La literatura que verdaderamente indaga el ser humano no siempre es complaciente"

'Sur' es el título de la novela más reciente del escritor español Antonio Soler, objeto de múltiples galardones en España y traducida al francés por la editorial Rivages. Invitado de Escala en París, el autor describe un sur que "parece que es idílico, pero que también tiene una cara menos amable", también habla de su empresa polifónica en la que cuenta una sociedad caldeada capaz de censurar y llevarnos a la autocensura.

Escala en París: 'Sur' es la más reciente de una prolongada lista de novelas que ha escrito, ésta es considerada como la más refinada, la más completa. ¿Por qué eligió el título de 'Sur'?

Antonio Soler: "Es curioso, trabajé con varios títulos, como ocurre casi siempre, y finalmente me pareció algo que definía lo que yo quería hacer; una mirada sobre un sur que parece que es idílico, pero que también tiene una cara menos amable. Yo creo que la literatura que verdaderamente indaga en el ser humano no siempre es complaciente y a veces el lector se descubre a sí mismo. Me pareció que ese título podía encerrar un poco todo esto"

EEP: Sur es una novela densa, una novela que incluye varias novelas, un escenario que describe varias vidas y situaciones entrecruzadas que se extienden a lo largo de más de 600 páginas, en el que toman cuerpo 207 personajes, y todo eso se desarrolla durante un día. ¿Su propósito con tantos y tan diversos personajes era reflejar los diversos matices de la sociedad?

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AS: “Exactamente, quería dar la voz, como han hecho otros escritores, a una ciudad entera, lanzar una mirada a cómo se mueve una ciudad con toda esa polifonía de voces que encierran. Una polifonía que va reflejada en distintos lenguajes, dependiendo del estrato social de los héroes de la novela. Muchas veces el lenguaje define al propio personaje y nos define a nosotros. Oímos hablar a alguien y ya sabemos mucho por el modo en el que se expresa. Pero también, en esa ambición polifónica, quería abarcar distintos géneros literarios que se expresan, y también, como digo, los distintos niveles que se expresan dentro de una sociedad, desde el más alto nivel social al más humilde, pero también pasando por la publicidad, por la radio, por la televisión, por los WhatsApps, por todo ese magma de lenguajes que hay en una ciudad hoy día".

EEP: Una constante acompaña la lectura de 'Sur': un calor agobiante, permanente, seco… Tanto que en un momento uno de los personajes, Guillermo, dice, “tanto calor que bastaría con prender un cerillo y el aire todo ardería”. Más adelante uno lee “es un calor que disloca los termómetros”. ¿Es una imagen o un mensaje?

AS: "Más que un mensaje político, yo diría es un estado natural que se produce en determinados momentos y que distorsiona de alguna forma la realidad. Leyendo a un clásico francés como Albert Camus, en ‘El extranjero', si nos acordamos hay un momento en el que el protagonista de la novela dispara sobre un árabe que encuentra en la playa, el calor es absolutamente determinante en ese momento. Hay una luminosidad exagerada que trastorna al personaje, y está demostrado que las altas temperaturas, trastornan, dislocan la conducta humana. Lo que pretendía era ahondar un poco en la piel de los protagonistas de la novela, me parecía que ese dislocamiento, ese trastorno que produce el calor nos podía decir un poco más quiénes son en verdad, y quiénes somos. De eso trata la novela. Se abre con una cita extensa de Octavio Paz, donde, finalmente, a lo que nos conmina es a averiguar quiénes son los otros, y yo creo que cuando sabemos más de los otros sabemos mucho más de nosotros mismos".

EEP: Desde sus primeras páginas, 'Sur' nos planta el decoro de la novela. La imagen en un barrio en el que a distancia es difícil distinguir la figura de un hombre que esta acostado, tirado por tierra, ¿dormido, muerto?, nadie se anima ir a ver qué le pasa, pero su cara, su cuerpo están invadidos de hormigas.

AS: "Esta es una historia real que me contó una amiga médica. Un día de un calor extremo hubo una llamada al hospital de urgencias y dijeron que había un hombre en un descampado prácticamente moribundo, completamente cubierto de hormigas, una imagen terrible, pero aún más terrible cuando esta amiga médica me dice que una compañera que trabajaba con ella le dice ‘creo que va a ser mi marido’. Eso ocurrió realmente. Luego lo reciben y ese hombre muere a las pocas horas. ¿Qué había ocurrido realmente?, que ese hombre llevaba una vida doble, era homosexual, pero ante la sociedad había decidido esconder su tendencia, se casa, pero está sufriendo bajo esa máscara que se ha impuesto y que le ha impuesto la sociedad. Y la imagen me parecía muy clara, las hormigas como animal social estaban devorándolo pues realmente lo que ocurrió es que la sociedad se comió este hombre, acabo con él, con su vida. Por sus intransigencias, por las prevenciones mal sanas, y por la censura que muchas veces nos lleva a autocensurarnos. Estas cosas ocurren".

EEP: Hay una parte de la novela en la que describe el momento en que Dionisio –que es el personaje al que las hormigas invaden- y la que sería su esposa, la doctora Galán, se conocen. Eso sucede en 1975, un año que usted describe como “opresivo y liberador” ¿Es una referencia al año de la muerte del dictador español Francisco Franco y el final del franquismo?

AS: "Sí, exactamente, lo ha dicho usted muy bien. Para los españoles 1975 es un año clave en la historia, como 1936, el inicio de la guerra civil. Y el año 1975 todavía continuaba la mano de la dictadura, todavía en septiembre de ese año hubo sentencias de muerte que se ejecutaron, pero al mismo tiempo había un halo de esperanza a la muerte del dictador, de Franco. Me pareció que una buena definición podía ser un año opresivo, doloroso, pero también lleno de esperanza"

EEP: La lectura de su nuevo opus se acompaña de una constante, la obsesión de sus personajes por el sexo, vivido, imaginado… reprimido.

AS: "En algún momento cuando empezaba a escribir 'Sur', recordé una novela picaresca española que se llama ‘El Diablo Cojuelo’, en el cuál al inicio del relato, el diablo lleva al protagonista al cielo de Madrid y le hace levantar los tejados para saber qué está ocurriendo dentro, para saber en verdad quiénes son esas personas. Y yo en cierto modo es lo que he intentado hacer, levantar la capa de la cabeza y mirar qué hay adentro: lo que no se manifiesta abiertamente, lo que está adentro, el deseo que unas veces se satisface, otras no pero que está sobrevolando muchas veces de modo perverso, a veces de un modo muy ingenuo, muy inocente como algunos personajes de la novela. Y me parecía insoslayable pues, como decíamos, si hablamos de verdad de los más recóndito del ser humano la sexualidad está ahí latente".

EEP: Una novela escrita de manera tan detallista supone un desafío mayor, un trabajo paciente, de largo aliento. ¿cuánto tiempo le llevo concebirla? ¿Nuevas ideas para escribir otra novela?

AS: "Es difícil contestar cuánto tiempo lleva escribir una novela porque podríamos medir el tiempo que lleva poner la primera palabra al punto final, pero realmente uno está trabajando en la creación de novelas desde antes, está uniendo y conectando ideas, recuerdos, sensaciones, cosas que uno ha oído, y de todo ese flujo se va formando la idea, el cuerpo –primero, en mi caso mentalmente- antes de poner la primera palabra, pero para contestar de un modo sucinto, desde que puse la primera palabra hasta el punto final de las correcciones, aproximadamente un año. Y sí, si hay otra novela en la cabeza, claro".