Yahoo Finanzas La vainilla se dispara y ya se vende a precio de oro
Jaime Quirós – Si nos preguntan sobre cuáles son las materias primas más caras del mundo, la inmensa mayoría responderíamos el oro. En todo caso, muchos dirían platino o coltán. Algún gracioso podría decir que la materia de donde se saca la tinta de impresora, líquido más caro del mundo: como apunta TicBeat, un litro de tinta de impresora es más caro que el mejor vino del mundo, la gasolina o el perfume más exclusivo del planeta. Pero a pocos se les ocurriría citar la vainilla.
Poder consumir vainilla hace siglos era un privilegio. Hoy no tanto, pero los desastres naturales, las malas cosechas y la especulación provocan vaivenes de precio constantes en esta materia que a veces lo elevan sin control. Si se hace un seguimiento, es uno de los mejores ejemplos de producto que podría poner un profesor universitario para explicar la economía de mercado capitalista y su regulación.
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Según publica El País, a mediados de 2017, un kilogramo de vainilla valía más de 600 dólares (poco más de 500 euros), mientras que por ejemplo la plata valía 528 dólares (450 euros) por kilogramo. En cambio, en 2014, la vainilla llegaba a sólo 60 dólares (51 euros) por kilo. Actualmente al precio de la vainilla es muy alto. De hecho, es la especia más cara de todas después del azafrán. A día de hoy, el precio se mueve entre los 525 y 575 dólares
La planta de la vainilla tiene unas características que hacen que su producción sea especialmente complicada. Requiere cuidados y esperas de tiempo de crecimiento y floración elevadas. La clave está en lo que ocurra en Madagascar, que ejerce el dominio en la producción de la especia que da sabor a helados, gaseosas y chocolates, y aroma a perfumes, cosméticos y productos para el hogar, así como a productos farmacéuticos, entre otros.
Las multinacionales tienen que afrontar altos costes actualmente en la compra de la materia en especie. No pueden renunciar a ellas, ya que tienen que mantener los ingredientes fijos de sus productos. No pueden cambiar la fórmula eliminando la vainilla de buenas a primeras. Y tampoco pueden de repente subir el precio por ejemplo de un yogur a niveles desorbitados. Por lo tanto, se toman el tema con resignación y asumiendo que sus ganancias con productos elaborados con vainilla se minimizarán.
Algunos ya se están planteando invertir en plantas de vainilla para especular con sus precios. No es oro, pero por precio, color y comportamiento económico como si lo fuera. La fiebre de la vainilla ha llegado.
Laotracaradelamoneda
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