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El peligroso discurso de Trump y su repercusión en Vox

El líder del partido de extrema derecha Vox, Santiago Abascal, en un mitin en Hospitalet del Llobregat en 2019 (EFE)
El líder del partido de extrema derecha Vox, Santiago Abascal, en un mitin en Hospitalet del Llobregat en 2019 (EFE)

Todos los precedentes apuntaban a que España amanecería el 4 de noviembre sabiendo quién será el presidente de los Estados Unidos para los próximos cuatro años. Sin embargo la igualdad electoral entre Donald Trump (Partido Republicano) y Joe Biden (Partido Demócrata) y la lentitud del recuento del voto por correo -muy importante como medida de precaución contra la pandemia- lo va a retrasar apuntando a una derrota agónica del primero. Hasta el punto de que el actual presidente haya realizado un anuncio impensable hace unos años en cualquier democracia mundial cuestionando el resultado antes, incluso, de finalizar el recuento: “Esto es un fraude, una vergüenza para el país”.

Lo que ha ocurrido, y conviene remarcarlo porque cuesta creer, es que acusa de fraude electoral a la oposición por unas elecciones que organiza el Gobierno que él preside. Más concretamente apunta al voto por correo. No sería más que una pataleta por la posible derrota que le auguran los medios norteamericanos a la hora en que se escriben estas líneas, salvo por el 'pequeño' detalle de que es el líder de la mayor democracia del planeta. Por lo que la acusación es todo lo grave que se pueda uno imaginar.

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Tanto que ningún líder mundial, ni siquiera de sectores conservadores, se ha atrevido a secundarlo.

Teniendo en cuenta la repercusión que tiene y la mimetización que Vox practica con los discursos de Trump... ¿Se imaginan que esto ocurriera en España? ¿Que un candidato no aceptara los resultados o las reglas del sistema democrático?

No contesten demasiado rápido porque resulta que algo así ya ocurrido. Y es igual de grave, pero la polarización existente no ha permitido reparar en ello. Sí, porque no solo uno, sino dos partidos políticos se han hartado de señalar que el actual Gobierno presidido por Pedro Sánchez es "ilegítimo". Hablamos de PP y Vox. Ambos realizaron estas acusaciones por el simple hecho de que no le gustaban los socios de la investidura de Pedro Sánchez. Ni Podemos, ni PNV ni ERC... ni Bildu.

Un pobre argumento al que se agarraron al perder no solo una vez sino dos elecciones frente al PSOE tras una moción de censura a Mariano Rajoy que es un mecanismo legal. Legítimo y constitucional.

Se puede decir que la derecha ha decidido parara el reloj cuando a ellos les ha convenido. ¿Qué pasará cuando les beneficie? Pues también hay respuesta para esta pregunta, porque esto ya ha sucedido. Porque en el PP les ha entrado una curiosa amnesia al olvidar que la diputada Ana Pastor fue elegida en 2016 presidenta del Congreso por delante de Patxi López gracias a que independentistas vascos y catalanes votaron en blanco.

Entonces ¿qué va a pasar? ¿Cada uno va a cambiar las reglas cuando le interese? Redoblemos la apuesta. Y si resulta que el recuento final otorga la victoria en Estados Unidos a Donald Trump, qué hacemos con las acusaciones de fraude? ¿Las podrían utilizar los demócratas?

El problema es que la cosa no queda en anécdota. Insistir en la ilegitimidad de un Ejecutivo salido de los pactos con unas formaciones elegidas para ello en las urnas es tan peligroso que, una vez ha calado, admite todo tipo de ataques para derribarlo. Así es cómo han germinado las protestas en la calle. Primero las de los 'cayetanos' que, de manera pacífica se manifestaron contra el estado de alarma. Y ahora de la 'Caye borroka' que en los últimos días han añadido a la ecuación ciertas dosis de violencia como hemos podido ver en varias capitales de provincia españolas.

Poner en cuestión las leyes y las reglas es algo tan delirante que hasta hace poco a nadie se le pasaba por la cabeza. Pero ahora que Trump ha abierto la veda, ¿hasta dónde puede llegar Vox en España?

EN VÍDEO | Trump: "Esto es un fraude al pueblo estadounidense, francamente ganamos esta elección"

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