Ojo con el vecino: puede que pronto sea un inspector de Hacienda camuflado
En la XXIX edición del Congreso de la Asociación de Inspectores de Hacienda, celebrado este pasado 25 de octubre en Zaragoza, se pusieron sobre la mesa varias propuestas para luchar contra el fraude fiscal. Berta Tomás, la presidenta, fue clara al respecto: los inspectores quieren contar con una ley que les permita actuar de incógnito. Además, insistió en la importancia de proteger a aquellos que luchen contra las irregularidades fiscales, los cuales podrían recibir una compensación económica por sus confidencias, que se pagaría con dinero público.
Estas dos sugerencias han sido muy bien recibidas por parte de Hacienda y representantes de la Asociación ya han manifestado su determinación a favor de las mismas. Ante una inspección, se deben solicitar los documentos de identificación de los agentes, así como estos deben dar a conocer el motivo de la visita y los documentos y datos que van a solicitar. Sin embargo, este cambio en la ley les permitiría entrar en empresas de incógnito para recabar pruebas y detectar indicios de delito antes de lanzar las operaciones.
Un ejemplo de ello podría ser un inspector de incógnito que se haga pasar por albañil y haga la típica pregunta de ¿con IVA o sin IVA? El que lo quiera en negro le caerá todo el peso de las leyes fiscales. Nunca se sabrá dónde habrá un inspector.
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Una de las razones que podría haber motivado la presentación de esta propuesta es el hecho de la caída de las denuncias por fraude fiscal, que han disminuido en un 33,7% en el último año. Al contrario de lo que se pueda pensar, esto no quiere decir que haya menos, sino que la capacidad para detectarlo ha menguado. Los técnicos lo atribuyen, en primer lugar, a la limitación de las competencias de los inspectores para luchar contra el fraude, y de ahí que se desee cambiar la forma de operar. Teniendo en cuenta el cambiante entorno actual, no transformarse no es una opción si se pretende acabar con la evasión fiscal.
Y, en segundo lugar, destacan que España está a la cola de la Unión Europea en cuanto a inspectores de Hacienda: hay uno por cada 2.000 habitantes, una proporción muy baja si la comparamos con la de otros países de la Unión (en Luxemburgo es de un inspector por cada 550 habitantes), o incluso con la media, que se sitúa en 970.
Es cierto que muchas veces se critica a Hacienda por no ser capaz de ‘pillar’ a grandes defraudadores mientras da ‘palos’ al ciudadano corriente o empresario autónomo que, por desconocimiento, por ejemplo, puede incurrir en pequeñas ventajas fiscales no acordes a la Ley. Pero con una Agencia Tributaria fuerte, con personal y con recursos, las probabilidades de que estás injusticias ocurran se reducen exponencialmente. A ver si se toman las medidas adecuadas y Hacienda somos realmente todos y todas.
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