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'Colonos verdes' con ideas nazis: la cara más oscura del ecologismo

Así presenta la RBB en su página web uno de los reportages emitidos sobre los "colonos" inspirados por Vladimir Megre a los que se reprochan ideas neo-nazis.
Así presenta la RBB en su página web uno de los reportages emitidos sobre los "colonos" inspirados por Vladimir Megre a los que se reprochan ideas neo-nazis.

Son un producto editorial de éxito. Los libros del escritor ruso Vladimir Megre se venden por millones en una veintena de idiomas. Al menos esto ocurre con su serie de novelas que lleva por título Anastasia: Señal de los Cedros. Está compuesta por una decena de libros y son algo más que un best-seller. En el sector editorial los llaman long-seller. “Pertenecen a esa categoría de libros que se venden bien durante años”, explican desde la editorial suiza Govinda.

Esta empresa, junto a la editora germana Silberschnur, publica la traducción alemana de esos libros de Megre. Precisamente en suelo alemán los volúmenes de “Anastasia” han dado lugar a la aparición de un movimiento que mezcla ideas ecologistas y de extrema derecha. Bien lo sabe el periodista germano Silvio Duwe, que ha pasado varios años infiltrado en varias comunidades de estos acérrimos lectores de Megre. “Anastasia es un movimiento con ideas que está alimentado de muchas otras ideologías. Es un poco como una Cienciología rusa”, dice Duwe. “Tienen una ideología ecologista radical”, con algunos guiños “a la ideología del nacionalsocialismo”, abunda.

Los libros de Megre cuentan la historia de una joven ermitaña con superpoderes capaz de vivir en armonía con la naturaleza y, entre otras cosas, de comunicar con los animales. Sus aventuras inspiran a mucha gente. “Miles de personas han cambiado su estilo de vida y han replanteado su relación con la Tierra, han integrado los principios espirituales de Vladimir Megre (...) viven en armonía y de un modo profundamente espiritual. Así han emergido brotes de eco-aldeas que en toda Rusia y más allá”, según los textos promocionales de la obra de Megre, que también está traducida al español.

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El modus operandi de estas comunidades de colonos ávidos lectores de Megre suele describirse así: un grupo de personas, relativamente jóvenes, adquieren terrenos en poblaciones rurales, para explotarlos y vivir más o menos en autarquía. En suelo germano, a menudo, se les da la bienvenida en esa 'Alemania vaciada'. Suele verse allí con buenos ojos la llegada de gente joven dispuesta a revivir el entorno rural. Hay unos catorce de estos asentamientos en Alemania, según las investigaciones de Duwe, hechas públicas en reportajes televisivos de las cadenas públicas teutonas ARD, Rundfunk Berlin-Brandenburg (RBB) y la Bayerische Rundfunk (RB). Sin embargo, la tierra que trabajan no es lo único que revive con la llegada de los 'colonos' del movimiento Anastasia.

Portada del quinto volumen de la serie de libros 'Anastasia' de Wladimir Megre titulado "¿Quiénes somos?".
Portada del quinto volumen de la serie de libros 'Anastasia' de Wladimir Megre titulado "¿Quiénes somos?".

Entre estas agrupaciones las hay que también están dando nueva vidas a ideas típicamente neo-nazis, según los expertos. Los periodistas Andrea Röpke y Andreas Speit, que llevan años informando sobre la escena radical de la extrema derecha alemana, incluyen a los seguidores del movimiento Anastasia entre los fenómenos estudiados en su último libro, Völkische Landnahme: Alte Sippen, Junge Siedler, Rechte Ökos (Ed. Ch. Links, 2019), algo así como “Ocupaciones folclórico-nacionalistas: antiguos clanes, jóvenes colonos, ecologistas de extrema derecha”.

Röpke y Speit dan cuenta en su libro, entre otras cosas, de cómo la organización helvética dedicada a la información sobre sectas InfoSekta incluye al movimiento Anastasia entre las organizaciones esotéricas del espectro de la extrema derecha, alertando, además, de que desde ese movimiento se “propagan toscas teorías sobre una conspiración judía”. Duwe, el periodista infiltrado que conoce de primera mano el movimiento va más allá. Entre los muchos asuntos políticos que él ha visto discutir en los círculos de ávidos lectores de Megre organizados en colonias rurales, figura “la negación del Holocausto” judío.

En el movimiento “se niega el Holocausto o se dice que ocurrió de un modo distinto a cómo se tiene asumido”, apunta el periodista. “También hay en el movimiento racismo, odio a los judíos y a la democracia como sistema político. Se dice de la democracia que es un sistema liderado por demonios para presionar a la población”, explica Duwe. Es más, tratando de establecer una relación única con la tierra que ocupan, quienes colonizan de esta forma en nombre de Anastasia, caen en ideas que a Duwe le recuerdan a planteamientos básicos del nacionalsocialismo.

“Los nazis creían en su ideología que un pueblo – los alemanes – está vinculado a la tierra sobre la que vive. Pensaban que lo bueno era cuando sobre la tierra alemana vivían alemanes, gente de sangre alemana. Pero cuando en suelo alemán vivían personas que no eran alemanes, entonces esto no era bueno y tenían que ser sometidos. En el movimiento Anastasia van un poco más allá”, aclara Duwe. “Ellos dicen que hay un espacio eslavo-ario, donde los eslavos y los arios deben vivir. Porque creen que existe esa unidad de los eslavos y los arios. Creen que éstos tienen que vivir sobre el territorio que va desde Alemania a Rusia”, abunda.

Los extranjeros, al parecer no son bienvenidos. “Los refugiados, por ejemplo, y gente que viene de otras partes fuera de Europa, no se ven bien en el movimiento. Si vienen – dicen en el movimiento – tienen que aprender cómo ser autosuficientes al máximo para luego volver al suelo al que pertenecen de forma natural”, subraya Duwe.

No sólo en términos ideológicos tienen que ver los miembros del movimiento Anastasia con este tipo de principios, cuanto menos, excluyentes. Duwe, Röpke y Speit alertan, los tres, de los vínculos que existen entre estos neocolonizadores radicales inspirados por Vladimir Megre y fuerzas y corrientes radicales de extrema derecha. “En muchos eventos organizados por miembros del movimiento Anastasia a los que yo asistí había mucha gente del movimiento Identitario. Estaban ahí cooperando con los colonos de Anastasia. También había miembros del movimiento Anastasia que han informado sobre sus contactos con el partido neo-nazi, el Partido Nacionaldemocrático de Alemania (NPD) o con otros colonos de extrema derecha”, dice Duwe.

Alude el periodista, entre otras cosas, a esa corriente también popular entre neo-nazis que consiste en vivir en comunidades, al margen de la sociedad y dando rienda suelta a una ideología que pervive pese a que se hayan cumplido ya casi 75 años de la caída del III Reich. En estos ambientes, los hay, de hecho, que apuestan por aunar esfuerzos entre colonos abiertamente neo-nazis con los más “ecologistas” inspirados por Megre.

Del fenómeno se viene informando de un tiempo a esta parte, pero a estos colonos las autoridades les han puesto, como mucho, la etiqueta de “chiflados” que antes tenían otros movimientos radicales de extrema derecha, según Duwe. Por ejemplo, antes llevaron esa etiqueta los Ciudadanos del Reich, otro movimiento de convencidos en que el III Reich no perdió la Segunda Guerra Mundial porque no llegó a capitular oficialmente.

Detalle de la portada del libro  “Ocupaciones folclórico-nacionalistas: antiguos clanes, jóvenes colonos, ecologistas de extrema derecha” de los periodistas Andrea Röpke y Andreas Speit.
Detalle de la portada del libro “Ocupaciones folclórico-nacionalistas: antiguos clanes, jóvenes colonos, ecologistas de extrema derecha” de los periodistas Andrea Röpke y Andreas Speit.

“Mi impresión es que las autoridades están pendientes del fenómeno del movimiento Anastasia pero no lo suficiente. En Alemania teníamos ya un problema parecido con los Ciudadanos del Reich. Esto era algo conocido por las autoridades. Se pensaba que al ser algo tan loco no era ni relevante ni peligroso”, apunta Duwe. Hizo falta que un ciudadano del Reich, en una redada policial en su casa en 2016, disparara sobre los agentes – matando a uno e hiriendo a otros dos –, para que las fuerzas de seguridad alemanas empezaran a tomarse más en serio el peligro potencial que representa este movimiento.

Los colonos del movimiento Anastasia parecen estar muy lejos de protagonizar este tipo de delitos. Sin embargo, Duwe asegura que estos colonos también son capaces de inspirar “miedo” allí donde se instalan. “El problema es que la gente que vive en los pueblos donde están ocupando estos colonos tienen miedo. En Grabow ocurre, y también en otros sitios, que hay personas con miedo a mostrarse críticas públicamente con este movimiento”, dice Duwe, aludiendo a una de las poblaciones alemanas en la que están instalados un grupo de colonos inspirados por Megre.

El movimiento tiene contactos en la escena de la extrema derecha. Los colonos no son violentos. Pero hay parte del movimiento que está en contacto con personas de la escena de la extrema derecha que sí pueden ser violentas. Y puede ser que, si uno molesta a los colonos de Anastasia, se puede acabar con problemas”, alerta Duwe.

Los señalados por Duwe y compañía rechazan las descripciones que vienen ofreciendo los medios de comunicación germanos sobre ellos. Tratan de mostrar otras ideas. “Hacia fuera el movimiento trata de mostrarse inofensivo, tradicional, sencillo, compuesto por gente que viste de forma muy sencilla, que canta y baila canciones tradicionales, con familias que viven de lo que produce”, subraya Duwe. “Pero luego, cuando uno está dentro del movimiento, uno se da cuenta de que la cuestión no es sólo es vivir en un trocito de tierra y ser autosuficiente”, añade.

En la editorial Govinda, la editora en alemán de la obra de Megre, reconocen la existencia de estas iniciativas cercanas o casi idénticas a la extrema derecha. “Pero el 99'9% de los lectores no son así”, dicen en la empresa editora. “Nosotros nos distanciamos de manera clara y explícita de quienes usan los libros de Anastasia para crear un movimiento radical. Los libros no están hechos para eso”, concluyen en la empresa editora.

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