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La 'trampa' que sirvió para salir de la crisis hoy nos puede pasar factura… y cara

Jaime Quirós – Qué años más complicados hemos pasado con la crisis. Cuántos esfuerzos se han tenido que hacer para salir adelante. Entre otros culpables, que hubo muchos, siempre se ha señalado a los bancos. La combinación de la falta de rigor crítico de los ciudadanos, la avaricia de los banqueros y los gobiernos casi siempre mirando para otro lado provocaron el huracán financiero del que todavía sufrimos las consecuencias. Los consumidores se endeudaban sin conocimiento y las entidades financieras endeudaban sin control racional.

Entre los numerosos actores internacionales que han tomado decisiones frente a la crisis, el Banco de Pagos Internacionales siempre ha sido uno de los destacados. El BPI es una organización internacional financiera propiedad de numerosos bancos centrales. Conocido como el “banco de los bancos centrales”, el BPI fomenta la cooperación financiera y monetaria internacional y sirve de voz para los bancos centrales. Con razón o con derroche de soberbia, Agustín Carstens, exgobernador del Banco de México y nuevo director gerente del BPI, autoproclama a los bancos con motivo de su nuevo informe económico anual como salvadores de la economía durante la crisis. Declara en el Diario La Vanguardia que han tomado las decisiones acertadas en los momentos más complicados.

[Artículo relacionado: La excesiva deuda como detonante de la crisis que se avecina].

Agustín Carstens, exgobernador del Banco de México y nuevo director gerente del BPI, junto con <span>Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional </span>(AP Photo / Charles Dharapak)
Agustín Carstens, exgobernador del Banco de México y nuevo director gerente del BPI, junto con Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional (AP Photo / Charles Dharapak)

Da la sensación de que la recuperación económica va por el buen camino. Los datos van mejorando muy poco a poco, pero con paso firme en todos los bloques económicos. O eso creíamos, porque el Informe del BPI deja aspectos que pueden provocar muchas dudas. Incluso miedo a que se repitan nuevas crisis muy a corto plazo.

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Los principales bancos mundiales utilizaron medidas de choque (“trampas”, para algunos) con el objetivo de hacer frente a la crisis y reactivar la economía. Situar las tasas en cero o muy cerca de cero durante un tiempo inusualmente largo (algo nunca visto antes en la historia económica) e inundar el mercado de dinero fueron las dos herramientas claves utilizadas para tratar de arreglar la avería del motor. Pero ya se están empezando a sentir los efectos secundarios de esas “medicinas”.

Los puntos débiles

La clave está en que, tras varias bajadas de tipos de interés hasta cero, el BPI advierte que los mercados han vuelto a perder su capacidad para calcular el riesgo. El crédito en el sector privado crece de nuevo de forma descontrolada. Las primas de riesgo han bajado a niveles irreales, que no corresponden con el peligro de insolvencia. Los diferenciales entre deuda de bajo y alto riesgo se han estrechado de manera irracional. Y lo más grave, hay indicios de nuevas burbujas en los mercados inmobiliarios.

La deuda mundial rebasa en estos momentos los 146 billones de euros, un 35% más que su nivel antes de la crisis. Y aquí tenemos el gran problema: se crea la “trampa de deuda”, o el dilema de si subir tipos, lo que incrementaría los costes financieros que soportarían los endeudados con el peligro de provocar una nueva crisis, o no subirlos, con la consiguiente expansión imparable de la deuda, ya que la gente seguiría pidiendo crédito sin parar. Un dilema que sólo se puede resolver hilando muy fino. Además, y por si la situación no fuera complicada, el ingente volumen de deuda pública con el que se evitó una depresión económica aumenta el riesgo de colapso económico.

La situación es complicada. Hay muy poco margen de maniobra. La normalización de la política monetaria es fundamental para reducir la deuda. Pero las subidas de tipos pueden reactivar el riesgo de la deflación. Una vez más, riesgo de colapso mundial.

El problema es el reducido margen de actuación con políticas monetarias. No hay un camino claro que seguir. Paradójicamente, las soluciones que nos hicieron salir de la crisis nos pueden llevar a otra. Esperemos que no vayamos directos a otro colapso, que ya hemos tenido suficiente.

Laotracaradelamoneda

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