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Esta puede ser la siguiente excusa para desencadenar una guerra

Jaime Quirós – Vivimos en un mundo que jamás ha conocido la verdadera paz mundial. Siempre ha habido conflictos armados, desde luchas por hacerse con tierras ricas en mamuts, guerras santas por creer que un Dios es mejor que otro, conquistas de territorios para expandir imperios o bombardeos por pura ideología política. Con más o menos beligerancia y violencia, el caso es que nunca hemos vivido tranquilos.

Como si de volver a los orígenes se tratase, cuando el principal motivo era luchar por recursos materiales naturales, hoy volvemos a temer por nuevas guerras por comida. En este caso por la que sale del mar.

Los recursos hídricos son cada día más limitados y la demanda de pescado a nivel mundial se ha disparado como jamás en la historia se había visto. Si unimos esas dos premisas obtenemos el motivo por el cual los conflictos entre países van a ser mayúsculos: no hay peces para todos.

[También de interés: “El “efecto ancla”: así nos engañan cuando compramos”]

Fotografía cedida por Armada de Chile que muestra un pesquero peruano sorprendido por la Armada de Chile pescando en aguas exclusivas del país austral sin autorización 1 de agosto de 2018. EFE/Cortesía Armada de Chile
Fotografía cedida por Armada de Chile que muestra un pesquero peruano sorprendido por la Armada de Chile pescando en aguas exclusivas del país austral sin autorización 1 de agosto de 2018. EFE/Cortesía Armada de Chile

El problema es que en zonas costeras de muchos países pobres la pesca es su principal fuente alimentaria. Muchos de sus habitantes ven que el sustento de sus familias se ve amenazado porque se los arrebata el país vecino y no dudarán en atacarle para defender lo que es “suyo”. Pura supervivencia.

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No es casualidad que las zonas con mayores conflictos están en el sur y el noreste asiático, las costas de América Central y América del Sur y en aguas africanas. Hasta ahora, la mayor tensión ha involucrado a embarcaciones de China, el mayor exportador de pescado del mundo y cuya población consume más del doble del promedio en otros países.

Además, un 60% del atún del mundo es capturado en una sola región geográfica. El resto de las especies también están concentradas y las convierte en fuente de conflicto permanente. Una investigación de Global Fishing Watch, publicada en la revista Science, reveló que sólo 5 países acaparan el 85% de la pesca en alta mar, es decir, lejos de sus zonas económicas exclusivas: China, Taiwán, Japón, Corea del Sur y sorprendentemente también España.

La tensión está a la orden del día. Qué decir del permanente conflicto de nuestro país con Marruecos por faenar en aguas del Mediterráneo. U otros ejemplos muy sonados, como el caso de un barco guardacostas de Argentina que hundió un pesquero chino que estaba faenando dentro de su zona de exclusión económica. O más recientemente, la batalla en alta mar entre pescadores británicos y franceses por una zona de pesca.

Sea como sea, el mundo debe ponerse de acuerdo y tomar medidas drásticas. Ya no vale la excusa de que la zona oceánica internacional es libre. Si cada uno hace lo que quiere se acabará con las reservas mundiales de pescado porque no dará tiempo a la regeneración de las especies. Y mucho menos operar en las zonas exclusivas que tiene cada país. Ahí muchos países sí que se pondrán nerviosos y pueden sacar sus buques de guerra a poner orden.

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