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La guerra comercial con China, ¿una oportunidad para España?

Las relaciones comerciales entre EEUU y China son cada vez más tensas y ahora, con el veto de Trump a la tecnología de Huawei, ya se empieza a hablar de guerra de mercados. Esta medida ha sido un duro golpe que seguramente conlleve represalias del mismo nivel por parte del gigante asiático. Y es que China cuenta con un as en la manga: las tierras raras. En ellas se encuentran diecisiete de los materiales más preciados del mundo. Estos metales presentes en minerales como la bastnasita o la lopartia, se utilizan en la inmensa mayoría de dispositivo electrónico del mundo (sin ellos, los aparatos pesarían más del doble) y además son fundamentales para el desarrollo de las energías renovables. Pues resulta que su suministro está monopolizado por China.

Se calcula que desde Pekín se controla aproximadamente el 85% de las reservas de este tipo de tierras a lo largo y ancho del planeta, pero es que, además, China es el mayor exportador de estos minerales. En 2018 produjo unas 120.0000 toneladas de tierras tierras raras y curiosamente uno de sus principales clientes es EE.UU.

Los norteamericanos importan el 80% de estos productos del país oriental. Esta situación de dependencia pone a China en una clara situación de ventaja que, en una guerra basada en la tecnología, se convierte en arma mortífera para sus competidores. Desde Occidente son conscientes. Por eso EEUU y sus aliados ya buscan nuevas opciones que les permita ‘independizarse’ tecnológicamente de China.

Muestras de minerales de tierras raras de la izquierda, óxido de cerio, Bastnasite, óxido de neodimio y carbonato de lantano están en exhibición durante un recorrido por las instalaciones de Molycorp en Mountain Pass Rare Earth en Mountain Pass, California, 29 de junio de 2015. REUTERS / David Becker
Muestras de minerales de tierras raras de la izquierda, óxido de cerio, Bastnasite, óxido de neodimio y carbonato de lantano están en exhibición durante un recorrido por las instalaciones de Molycorp en Mountain Pass Rare Earth en Mountain Pass, California, 29 de junio de 2015. REUTERS / David Becker

En este contexto, España parece presentarse como una de las alternativas posibles. O eso defienden desde el ICOG, el Colegio Oficial de Geólogos. Según explican, España posee reservas de tierras raras y potencial para explotarlas. ¿Qué impide explotar el negocio, cuando todo parece claro y la tecnología es hoy el mercado más potente a nivel mundial? Parece que estas propuestas no cuentan con el apoyo de gran parte de la opinión pública.

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Ya en 2013 se solicitó el estudio de los yacimientos de Campo de Montiel, en Ciudad Real, algo que no sentó bien a la gente de la zona. A día de hoy, el proyecto se encuentra completamente paralizado por el gobierno autonómico, y a espera de que la justicia manchega confirme el veto o no.

El problema radica en el impacto ambiental de estas actividades. Mientras los promotores del proyecto e incluso el ICOG insisten en que no se ha encontrado ninguna prueba de que la extracción de tierras raras afecte al medio ambiente, la población y el ejecutivo regional siguen mirando con cierto recelo estas explotaciones.

Ahora, cuando las cartas de la geopolítica mundial parecen estar barajándose y repartiéndose entre nuevos jugadores, España debe tomar una decisión importante: valorar los pros y contras de este negocio y decidir si involucrarse de lleno en la guerra de la tecnología mundial.

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