Yahoo Finanzas La fluida relación de Bolsonaro con las grandes empresas y los mercados en Brasil
Privatizaciones, descentralización y ajuste fiscal. Son las tres bases sobre las que se va a asentar la política económica de Jair Bolsonaro en Brasil. El exmilitar es un fiel defensor del capitalismo y tiene intención de aplicar durante su presidencia la receta más ortodoxa del liberalismo. Pese a que durante la campaña electoral recibió muchas críticas por sus comentarios racistas y xenófobos, hay importantes sectores que han recibido con los brazos abiertos su nombramiento: las élites económicas, las grandes empresas y los mercados financieros. Su relación con todos estos actores es, desde luego, fluida.
Sus primeros nombramientos así lo indican desde luego. El economista Roberto Campos Neto, director hasta ahora del Banco Santander en el país, ha sido el elegido para presidir el Banco Central de Brasil. Campos Neto, nieto de Roberto Campos, que fue ministro durante la dictadura militar de Castelo Branco, abandona la entidad bancaria tras casi dos décadas en ella. Es una persona muy cercana a Paulo Guedes, futuro ministro de Economía, el gurú económico ultra-liberal que tendrá la administración Bolsonaro.
Curiosamente el nombramiento, que debe ser aprobado por el Senado, ha coincidido con el viaje de Ana Patricia Botín, presidenta del Banco Santander al país, donde ha inaugurado la primera sucursal bajo el modelo Work Cafe (un espacio colaborativo en el que se puede trabajar, tomar café y además hacer gestiones bancarias). Además, en los dos últimos meses las acciones del banco han sufrido un gran repunte en la Bolsa brasileña, con sus picos máximos en los días siguientes a la victoria de Bolsonaro en la segunda vuelta de las elecciones.
El perfil ortodoxo liberal se va a ver completado con Joaquim Levy, ex ministro de Hacienda con Dilma Rouseff que va a asumir el mando en el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES). Se trata de un respetado economista que se caracterizó en el Gobierno por aplicar una férrea política de ajuste fiscal para hacer frente a la crisis que vivía el país. Presentó una serie de reformas que incluyeron una fuerte reducción del gasto público y el aumento de la recaudación por vía tributaria, lo que agravó la recesión.
Las grandes empresas y los mercados financieros también miran con simpatía el ascenso del líder de extrema derecha. Tras los últimos años en el Gobierno del Partido de los Trabajadores, caracterizados por la peor recesión en la historia del país y por un gran escándalo nacional de sobornos, muchos bancos e inversores se marcharon del país, las acciones se desplomaron y el real se situó en mínimos. Una situación que ahora está empezando a cambiar, según Bloomberg.
Solo dos años después de haber reducido de forma significativa su presencia en Brasil, HSBC está planteándose el retorno a los mercados locales y la creación de un banco de inversión y corporativo completo. Por su parte, Citigroup está intensificando la contratación de personal para el trabajo de inversiones en infraestructura para los próximos cinco años. Son solo dos ejemplos del optimismo que rodea a los ejecutivos ante la llegada al poder de Bolsonaro. El propio gerente general de Citigroup manifestó que “tiene grandes expectativas” en lo que se refiere a los “cambios que es necesario hacer”.
El recibimiento al nuevo presidente en este sentido no ha podido ser más cálido. El país tiene casi 13 millones de desempleados y la recesión todavía se hace notar, por lo que las élites económicas ven con buenos ojos al exmilitar. Los próximos meses decidirán qué ocurre con Brasil, pero desde luego Bolsonaro ha entrado con el pie derecho.
