Anuncio
Mercados españoles abiertos en 3 hrs 39 min
  • S&P 500

    5.048,42
    -23,21 (-0,46%)
     
  • Nasdaq

    15.611,76
    -100,99 (-0,64%)
     
  • NIKKEI 225

    37.780,35
    +151,87 (+0,40%)
     
  • Dólar/Euro

    1,0727
    -0,0006 (-0,05%)
     
  • Petróleo Brent

    89,31
    +0,30 (+0,34%)
     
  • Bitcoin EUR

    60.094,25
    +161,73 (+0,27%)
     
  • CMC Crypto 200

    1.390,20
    +7,63 (+0,55%)
     
  • Oro

    2.345,30
    +2,80 (+0,12%)
     
  • HANG SENG

    17.606,33
    +321,79 (+1,86%)
     
  • Petróleo WTI

    83,84
    +0,27 (+0,32%)
     
  • EUR/GBP

    0,8576
    +0,0002 (+0,03%)
     
  • Plata

    27,42
    +0,07 (+0,26%)
     
  • IBEX 35

    10.983,70
    -44,10 (-0,40%)
     
  • FTSE 100

    8.078,86
    +38,48 (+0,48%)
     

El insólito nacimiento de la vaselina: de grasa de desecho a un producto clave para la salud

Esta es la historia del químico Robert Augustus Chesebrough, un loco aventurero, un atento observador, un empecinado a quien la suerte acompañó. Porque la suerte se aferra a los hombres con las cualidades de Chesebrough.

Sus padres eran estadounidenses. Él nació en Inglaterra (1837), pero vivió en Nueva York. Tenía 22 años y estaba obsesionado con hacerse rico. Luego de barajar alternativas, una noticia modificó todos sus planes: en la ciudad de Titusville, en el estado de Pennsylvania, habían encontrado petróleo. A Robert se le iluminó la mente. Tal vez no tanto como se le hubiera encendido hoy, pero sí lo suficiente. Resolvió que pondría una empresa de iluminación a base de petróleo. Tomó todos sus ahorros y pagó el pasaje en tren a Titusville, distante a 1.500 kilómetros de Nueva York. Necesitaba entrevistarse con los nuevos ricos del petróleo para asociarlos. Ellos pondrían el combustible, él aportaría sus conocimientos en química y su empeño como vendedor.

Lamentablemente, no encontró el entusiasmo que pretendía. Todos estaban obsesionados con hallar más y más petróleo y no era tiempo para atender negocios paralelos. Chesebrough paseaba su desazón por las tierra del oro negro. En eso andaba cuando se detuvo a observar a un operario que trabajaba quitando una capa de resina de las columnas de las bombas de petróleo. Se acercó y le preguntó qué era eso. El obrero le explicó que se trataba de una cera que no ofrecía beneficios y que, al contrario, debía eliminarse porque ensuciaba las máquinas y podía dañarlas.

Todos estaban obsesionados con hallar más y más petróleo

Vaselina: el componente mágico de la resina

El curioso químico parecía no tener más preguntas y ya se despedía, cuando el operario agregó un comentario. Dijo que si alguien se cortaba o se quemaba, le frotaban esa resina y curaba solo. El frustrado iluminador de Nueva York abrió los ojos bien grandes: ¿Qué componente mágico contenía esta resina?

ANUNCIO

Consiguió un balde, lo llenó con esa grasa de desecho y tomó el tren de regreso a la ciudad. Durante diez años trabajó en busca de la respuesta, destilando porciones de su balde. Cada paso que daba lo acercaba a la solución. Por fin aisló el componente y, como era el padre de la criatura, pensó en el nombre que le daría. Combinó dos términos: Wasser (agua en alemán) y elaión (óleo en griego clásico), que le dieron Wasserlaion, de donde obtuvo la palabra Vaseline (vaselina en español).

Llegaba el tiempo de transformar su hallazgo en un producto comercial. Recorrió el estado haciendo demostraciones. En los pueblos, reunía a los vecinos en la calle, se hacía un corte en el brazo o se lo quemaba, y se aplicaba la vaselina para que todos vieran el poder cicatrizante de su grasa. Fue demasiado masoquismo para los resultados obtenidos. Vendía, aunque no en la medida de justificar ni los largos viajes, ni las heridas.

La jalea que compraban los farmacéuticos

El loco Robert Augustus concentró sus esfuerzos en los farmacéuticos. Consiguió que le compraran su jalea, pero nadie le escribía para pedirle más vaselina. Herido en su amor propio, además de en sus brazos y piernas, Chesebrough decidió redoblar la apuesta en su campaña de marketing. Volvió a partir en gira. Esta vez, entregó muestras, convirtiéndose en uno de los precursores del muestrario gratuito. Los accidentes con quemaduras o cortes eran cosa de todos los días. Necesitaba que la gente probara en carne propia su producto. Alguna vez se les acabaría y querrían comprar más. No se equivocó.

El químico recorría los pueblos mostrando las propiedades de la vaselina

Llovían pedidos de los farmacéuticos, a quienes sus clientes demandaban vaselina. En 1874, cada familia estadounidense tenía su frasco: formaba parte del botiquín de todos y los médicos la recomendaban. En 1880 se instaló un hit musical denominado "Balada de la Brigada Vaselina", que míster Chesebrough se encargó de difundir por todas partes.

El ungüento se usó en la Primera Guerra Mundial y también en la Segunda, lo que le posibilitó un mayor reconocimiento global. También la empleaban los pescadores de truchas, convencidos de que con la ayuda de la vaselina, las truchas venían solas. Se aseguraba que no había nada más saludable y elegante que el pelo engrasado con esa jalea. Surgió, además, el eslogan: "Vaselina, la mejor amiga de la piel".

Vaselina: ¿tenía propiedades curativas?

Investigaciones posteriores determinaron que no. Lo que sí lograba la vaselina era aislar la herida, protegiéndola de cualquier infección. Y, a la vez, mantener húmeda la zona quemada, favoreciendo la cicatrización.

La vaselina podía aislar la herida, protegiéndola de cualquier infección

El hallazgo -y el empeño- de este hombre se vio reflejado en productos de otros inventores que también se transformaron en sustantivos comunes. Por ejemplo, la Plastilina (marca creada en Alemania, en 1880, que entre sus compuestos tiene vaselina), la Aspirina y la Heroína (nombres comerciales que le dio Bayer a su analgésico en 1889, y a un jarabe para la tos en 1898, devenido en la feroz droga). El nombre de este fármaco se dio porque quienes la testeaban tenían la absurda sensación de ser heroicos.

En cuanto al frustrado iluminador de Nueva York, vivió 96 años y atribuyó su larga vida a la vaselina. En 1955, es decir, 22 años después de su muerte, los descendientes de la familia de Robert Chesebrough se asociaron a los de la familia de Theron Pond, fundador de la exitosa Ponds. Fue una alianza muy comentada porque se unían dos poderosas familias de los Estados Unidos que, a partir de entonces, dirigieron sus esfuerzos hacia un objetivo común. Hoy Vaseline es una marca registrada y conocida en todos los rincones del mundo.