Tiene una editorial, exporta libros y sufre el cepo al dólar: "Nadie quiere trabajar con la Argentina"

Adriana Rodriguez es Licenciada en Sistemas, ávida lectora, escritora y gestora cultural. En 2009 fundó la editorial multimedia Almaluz, y actualmente preside el colectivo Mujeres Argentinas por las Pymes. "El Estado necesita dólares, pero no hay más que trabas para exportar y cobrar desde el exterior. Por estas complicaciones, nadie quiere trabajar con un país como Argentina. No saben cómo pagarnos", apunta.

Su editorial, que emplea a siete personas en forma directa, edita libros, e-books y audiolibros de autores argentinos en temáticas que van desde Ciencia Ficción a Economía y Política Internacional.

"Lanzamos unos 30 títulos nuevos por año, con gran esfuerzo. Los costos de impresión se fueron un 50% arriba, porque los principales insumos, que son la tinta y el papel, cotizan a precio dólar. La brecha cambiaria del dólar nos afecta muchísimo, y también la presión impositiva", describe.

La exportación de libros y las trabas del sistema

"La editorial tiene un sistema de pago en cuotas fijas. Es así como cobramos los libros. Y con la inflación y el aumento de los costos, hemos quedado muy desfasados", apunta la empresaria.

En cuanto a la exportación de libros, "es muy limitada debido a las trabas que pone el sistema. Nosotros hacemos contratos de cesión de derechos con impresión en el exterior. Ahí estamos perdiendo una oportunidad porque cuando se cede la impresión es difícil controlar cuánto realmente se imprime", señala.

Respecto a los problemas para el cobro desde el exterior, "ya no sé qué hacer. Te hacen llenar interminables formularios y declaraciones juradas, cobran comisiones, múltiples impuestos… Me tuve que hacer una cuenta en Paypal (plataforma de pagos digital), pero es un engorro ingresar el dinero al país", confiesa.

Adriana Rodriguez fundó la editorial multimedia Almaluz en el 2009

Inestabilidad, dólar e inflación: las complicaciones de una Pyme

Aunque a Adriana le gustaría dedicar 100% de su tiempo a la literatura y la gestión de proyectos culturales (forma parte de la comisión directiva del Casal de Catalunya en Buenos Aires), la realidad es que pasa la mayor parte del día haciendo números. "La inestabilidad, la suba del dólar y la inflación nos afecta en el día a día", asegura.

Adriana cuenta una anécdota: "Tuvimos que hacer contratos con cláusula de ajuste por inflación. Hace pocos días, un libro para una fundación que ya tenía un contrato de edición y publicación con pago en cuotas; como se demoró en entrar a imprenta, el costo era un 50% más de lo pactado, y la institución que lo encargó no lo puede afrontar".

"Argentina me duele, como dijo uno de los autores de nuestra editorial", refiere la empresaria. Y señala: "Es un país que amo y tiene enormes posibilidades, pero vivimos enfrascados en conflictos internos. Al devaluarse tanto la moneda perdemos todos".

"En esta y cada una de las crisis, mientras otros empresarios se fueron a comprar dólares, yo invertí en generar nuevos proyectos y sostener al personal. Quiero mucho a mi país, pero necesitamos respuestas, que no nos compliquen la vida. No solo con los impuestos", declara.

"Luego de cuatro años nefastos, acercamos inquietudes y propuestas al principio de esta gestión. Algunos se fueron solucionando, como el tema de los embargos a Pymes por temas impositivos que logramos frenar desde Mujeres Argentinas por las Pymes. Pero ahora necesitamos medidas que impulsen y cuiden la producción y el trabajo", destaca.

"Creamos este colectivo porque nos cansamos de ser invisibilizadas en mesas empresariales donde la mayoría son varones, cuando la realidad es que una de cada tres pequeñas y medianas empresas son lideradas por mujeres, y somos las pymes las que mayor cantidad de empleos y valor generamos en el país", concluye.