Colau se salta su código ético camuflando subidas de sueldo

La austeridad salarial que Barcelona en Comú (BComú) implantó tras su llegada al Gobierno municipal no va a afectar al bolsillo de los gerentes de Ada Colau. La alcaldesa de la Ciudad Condal utilizó un decreto para mejorar el sueldo de varios de sus gerentes a pesar de las restricciones presupuestarias expuestas en la toma de posesión de la primera edil.

A las pocas semanas de hacerse con el bastón de mando municipal, Colau firmó una orden por la que concedía “complementos personales” a “personal de alta dirección” que ya estaba en plantilla para “garantizar el mantenimiento de las retribuciones que venían percibiendo”. En el documento, adelantado por el diario ‘El Mundo’, se constata que hasta siete gerentes se beneficiaron de un plus de más de 15.000 euros anuales gracias a esta medida.

Algunas mejoras garantizaron, como es el caso de la gerente del Instituto Municipal de Deportes, Marta Clari, un sueldo de 100.000 euros anuales. Por encima, incluso, del de la propia alcaldesa, quien aseguró que ninguno de los suyos cobraría más de 2.200 euros al mes.

Esta medida choca frontalmente con el Código Ético del partido. El mismo que hace que todavía se desconozca cuál será el destino de la parte del sueldo a la que la alcaldesa y sus concejales renuncian mensualmente y que, desde que tomaron posesión, se acumula en una cuenta corriente.

El de Clari no es el único caso. Los gerentes de Hacienda, Mercados, Urbanismo, entre otros, van en la misma línea. Ninguno de ellos cobra menos ahora que antes de la irrupción de Colau en la vida municipal de Barcelona.

No hay nada de ilegal en todo esto, como tampoco lo hay en la contratación de 35 trabajadores externos para realizar tareas, hasta ahora, encomendadas al funcionariado del Ayuntamiento. Para ello Colau firmó in extremis un decreto ley un tanto abstracto que no gustó a los representantes sindicales. Véase: La selección se realiza mediante concursos abiertos a los que puede concurrir “cualquier ciudadano con estudios universitarios que acredite una experiencia mínima de tres años en "lugares de dirección” y cumpla requisitos tan laxos como “poseer la capacidad funcional necesaria para el desarrollo del puesto de trabajo convocado”.

Hasta ahora, el huracán Colau ha podido con todas estas críticas. Habrá que ver si ahora, con unas nuevas elecciones a la vuelta de la esquina y viendo su ascendente sobre las mareas, le empiezan a lastrar. Por de pronto, ERC aún no le ha contestado a su última invitación.