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Argentina: paro nacional de sindicalismo combativo

BUENOS AIRES (AP) — Argentina quedó paralizada el jueves por una huelga nacional llevada adelante por los sindicatos más combativos que afectó el transporte público y de carga, la aviación comercial, el suministro de combustibles, hospitales y escuelas, entre otros, en demanda de mejoras económicas para los trabajadores en un contexto de creciente inflación.

"La jornada de hoy ha sido muy importante. La convocatoria para el paro nacional ha sido con un acatamiento altísimo y una adhesión importantísima, en algunas actividades más del 90 por ciento de los trabajadores", dijo a periodistas Hugo Moyano, líder de una línea opositora al gobierno en la Confederación General del Trabajo (CGT), la mayor central obrera del país.

"Estamos interpretando lo que la gente quería expresar y esto quedó de manifiesto en el día de hoy...Le pido encarecidamente al gobierno que preste atención a lo que expresa la gente, que deje de lado la soberbia, el maltrato a la gente", insistió Moyano.

Decenas de miles de personas tuvieron complicaciones para llegar a sus trabajos o decidieron quedarse en sus casas debido a la huelga de 24 horas que transcurre en un contexto de creciente conflictividad social, producto en gran parte del impacto de la inflación en los salarios de los trabajadores.

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Además del paro de trenes, autobuses y metro, la huelga forzó el cierre de muchas escuelas debido a que los alumnos y maestros no podían llegar y la atención fue limitada en los hospitales públicos.

Las calles de Buenos Aires presentaban mucha menor circulación de automóviles y bastantes negocios estaban cerrados pese a que el sector del comercio no adhirió a la medida por haber negociado ya aumentos de sueldo para este año. Otros sectores que no acataron el paro fueron el bancario y parte de la industria.

Los huelguistas exigen negociaciones salariales en las que interviene el gobierno como árbitro sin topes máximos, la derogación del impuesto que se aplica a los salarios, un aumento a jubilados y pensionados y el reparto de los fondos que el Estado adeuda a las prestadoras de salud sindicales.

Moyano no descartó nuevas medidas de fuerza en caso de no haber respuesta a los reclamos, aunque aclaró que por el momento no está previsto otra huelga.

El jefe de gabinete Jorge Capitanich consideró a la medida "un gran piquete (corte) nacional y un paro de transporte" liderado por sindicalistas "que quieren sitiar ciudades como hacían los señores feudales en la Edad Media". Agregó que responden al Frente Renovador, un sector del peronismo opositor a la presidenta Cristina Fernández.

Los líderes sindicales le respondieron que el funcionario "subestima" a la población y "desconoce la realidad" en la que, afirmaron, 35% de los trabajadores no están registrados. También aclararon que el paro no pretende desestabilizar al Ejecutivo sino denunciar la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores por una inflación que ronda el 30% anual y que se prevé que se acelerará este año, además de la reciente quita de subsidios en las tarifas de gas y agua.

María Eugenia Diez, un ama de casa de 42 años casada y con dos hijos que reside en La Lucila, cerca de Buenos Aires, se quejó de que a diferencia de años atrás, cuando su familia podía destinar más ahorros a gozar del tiempo libre como cualquier otra de clase media, ahora "ir a comer afuera lo tenemos que pensar 25 veces".

La mujer, que puntualizó que está conforme con políticas sociales de Fernández, dijo a AP que los aumentos tarifarios afectarán su bolsillo.

La presidenta afirmó en la víspera que no son tantos los problemas. "Si todo estuviera mal, ¿qué son esos miles y miles de argentinos que yo veo en capital, cuando en los fines de semana no hay lugar en ningún restaurante?".

El empleado de kiosco de comidas y golosinas, Sebastian González, de 29 años, cuyo gremio de comercio ya acordó un aumento del 27% para el año en dos tramos, dijo a AP que la huelga "no es una buena medida porque mucha gente tiene que trabajar y no estoy de acuerdo con que haya parado el transporte. Es como un golpe del sector sindical que para mí no representa a todos los trabajadores y protege sus propios intereses".

Patricio Giusto, de la consultora Diagnóstico Político, dijo a AP que la protesta obedece a un "generalizado descontento social" motivado por el alto costo de vida, que entre enero -cuando se produjo una fuerte devaluación del peso- y febrero sumó más de 7%.

En sus reivindicaciones, los huelguistas también exigieron que el gobierno combata la creciente delincuencia.

"Probablemente esto contribuya a recalentar el escenario social", afirmó Giusto, cuya consultora contabilizó en marzo 656 cortes de rutas y calles. "Es una cifra alta y la tendencia va en aumento. Hay muchas negociaciones salariales irresueltas", advirtió el consultor, para quien la inflación, la segunda más alta en la región después de la de Venezuela, sigue siendo el principal problema.

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El periodista de The Associated Press en Buenos Aires Paul Byrne colaboró en esta nota.