Cómo aplicar cremas para el rostro

Según la Asociación Americana de Dermatología, entender las necesidades únicas de tu piel, es el primer paso para encontrar la rutina indicada. Pero eso no es todo: la aplicación correcta de los productos será una condición necesaria para que la piel pueda verse y sentirse mejor. De este modo, si sientes que la crema indicada por tu dermatólogo no logra los efectos deseados, una de las causas puede ser que no la estés utilizando de la manera correcta. Repasa estas indicaciones de los especialistas y sácale todo el jugo a tu sesión de belleza.

Masajes circulares. Esta es una indicación muy frecuente por parte de los dermatólogos, que sin embargo las mujeres desestiman por falta de tiempo o paciencia. No obstante, es importante que esos puntos de crema que has colocado sobre tu piel, penetren de forma correcta y pareja. Además, el movimiento circular aumenta la circulación, estimula los músculos faciales y energiza la apariencia de la piel, especialmente si has dormido poco.

Ante todo, limpieza. La piel acumula residuos durante el día y la noche, aún cuando no puedas verlos. Por eso, previa a la aplicación de cualquier producto, es necesaria una limpieza profunda para que la crema penetre directamente en la piel, sin otras sustancias grasas que actúen como barrera y limiten (o incluso afecten negativamente) sus efectos. Puedes utilizar un gel o jabón suave, y luego enjuagar con agua tibia.

Una ducha con vapor. Cuando tengas tiempo, nada mejor que iniciar la limpieza del rostro con una ducha con vapor. Esto te ayudará a hidratar tu piel, y abrirá tus poros para recibir tu crema y sus principios activos con mayor profundidad. En este caso, es importante que el agua esté tibia pero nunca caliente, y que no te duches por más de 15 minutos, para no resecar tu piel.

Quita el exceso de humedad. Este es un error común y difícil de detectar. Las cremas o geles de uso diario, vienen con el nivel de humedad adecuado para su penetración y para su posterior acción. Así que, si luego de lavarte el rostro no lo secas correctamente, tu producto no hará el efecto deseado y probablemente llegues a pensar que no es el indicado para ti. Mejor, seca correctamente, pero sin tallar, para no resecar la piel.

La importancia de hidratar. Aún cuando la tuya no sea una piel seca, la hidratación es fundamental en toda rutina diaria de cuidados. Contrario a la creencia popular, el hidratante no agrega líquido, sino que retiene o encapsula el agua que en ese momento se encuentre en tu piel. Por eso, cuando más rápido después de lavarte y secarte el rostro la apliques, tanto mejor. Si tu piel es muy seca, puedes aplicarlo más de una vez al día.

¿Crema de día o crema de noche? La respuesta de los especialistas es siempre la misma: ambas. En general, para el día se utilizan hidratantes siempre con protector solar, y que actúen como base de tu maquillaje. Por las noches, descartados los efectos del sol, es posible colocar tratamientos más específicos, como productos antiedad con retinol, colágeno o elastina; o ácidos antiacné como el glicólico o el mandélico. Todo esto será indicado por tu dermatólogo.

Lee las etiquetas. Más allá de contar con el asesoramiento permanente de tu dermatólogo, es importante que tú conozcas tu piel, y que sepas qué le hace bien y qué no. Por ejemplo, si es muy sensible, utiliza productos suaves, sin alcohol ni perfumes, para prevenir irritaciones. Si es normal o grasa y madura, prueba emplear productos con retinol o ácidos alfa-hidróxidos, y evalúa la respuesta.

No contamines las sustancias. Cuando introduces tus dedos en el pote de una crema, en rigor estás contaminándola con la grasa y humedad de tu piel. Procura utilizar los palillos de plástico recomendados (algunas cremas vienen con los propios), o guantes de látex. Si no tienes tanta disciplina, evita los productos en pomo y prefiere las presentaciones con dosificador, donde no necesitarás tocar el producto hasta que no salga directamente.

Marca con puntitos. El mismo truco que utilizas para aplicar tu base de maquillaje, será perfecto para tu crema. Esto es: pequeños montículos de producto (que entren en un dedo), en diferentes zonas de tu rostro, para luego esparcir. Estas zonas deberían ser la frente, ambos pómulos, la barbilla y la nariz. Comienza por el medio, ascendiendo hacia la frente, y termina en la parte inferior del rostro. Esta técnica también sirve para no excederte con las cantidades.

¡No dejes afuera al cuello! Además de ser el sostén de tu cuerpo, el cuello es parte de tu rostro y, por lo general, presenta una piel con características similares. Por eso, es importante que reciba el mismo producto, y con la misma rutina de aplicación. Y tampoco te olvides de esta zona para los tratamientos específicos (como antiedad), el protector solar y el maquillaje.

Alrededor de los ojos. Esta es la zona más sensible del rostro, y existen productos específicos para ella. Una colocación indebida puede causar hinchazón y enrojecimiento en las bolsas inferiores. Para prevenirlo, los especialistas recomiendan aplicar la crema desde el extremo de la cara hacia dentro, y con un movimiento suave, que también incentivará la circulación.

Pieles mixtas. Si tienes la piel mixta, probablemente tu frente, nariz y mentón sean grasas, y tus mejillas secas. Para estos casos, los especialistas recomiendan el uso de una loción de limpieza suave, que minimice la remoción del sebo, y luego colocar (con los pequeños puntos en sectores de tu piel) una crema de textura mediana, con protector solar de amplio espectro, para contemplar todas las características de tu rostro.

¿Y los labios? Esta es otra zona de la piel que habitualmente se deja afuera de las rutinas de cuidados diarios. Sin embargo, si no le prestas atención a tu boca, el día que quieras lucir tu lápiz labial rojo furioso, tus labios no estarán lo suficientemente humectados ni parejos como para que éste luzca espléndido. Por la mañana, aplícales un humectante dando suaves golpecitos con la yema del dedo, y ten siempre en la cartera un bálsamo con protector solar para retocarte, especialmente en invierno.

Descanso antes del maquillaje. Luego de aplicar una crema humectante o hidratante para todos los días, es necesario que tu rostro descanse unos minutos. Así, no solo estará fijando mejor los principios activos de los productos que utilices, sino que además lograrás una mejor preparación para aplicar luego tu base de maquillaje. Esos minutos extra rendirán sus frutos, y con creces.

Elige bien tus cosméticos. Aunque consigas la mejor crema para tu piel, y a pesar de que la apliques todos los días cumpliendo las reglas anteriores, no valdrá de nada si el maquillaje que eliges no es de calidad. Las bases, prebases y correctores con aceite excesivo o ingredientes sintéticos pueden secar o agredir tu piel. Asesórate con tu dermatólogo para elegir marcas de confianza. Recuerda que, antes de realizar cambios en la rutina de tus cuidados para la piel, debes consultar con un dermatólogo. Fuentes: Asociación Americana de Dermatología (www.add.org). Médicos para el Cuidado de la Piel Adulta (www.skincarephysicians.com).