Y no es de cristal ni plexiglás sino de chapa convencional. El hito ha acaba de ser presentado por una universidad japonesa y combina elementos bastante fáciles de integrar en un automóvil convencional, para conseguir el grado máximo de conocimiento del entorno: observarlo desde el volante, como si nada nos rodeara.
Redefinir el placer de conducir es su objetivo, y para ello en lugar de inventar, han electrificado convenientemente un coche que ya redefinió ese placer de conducir: el Shelby Cobra Daytona coupé.
No: no lo hagas. Olvida el cochecito de Feber que tienes en el trastero. Ni se te ocurra despistar el cochecito de tu hijo, sobrino o ahijado. Y no es porque sea peligroso ni nada parecido, sino porque con un presupuesto limitado a 600 euros, la diversión parece de tal calibre ¡que yo no me bajaría nunca!