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Tengo estrías, ¿y?

Salma Hayek/ Getty Images
Salma Hayek/ Getty Images

No recuerdo cuándo me salieron estrías por primera vez. Seguramente fue en alguna etapa entre los 14 y los 16 años, cuando me creció todo lo crecible. La cuestión fue muy simple: pregunté a mis hermanas mayores qué eran esas líneas en mi cadera y en la entrepierna. Ellas dijeron: "estrías, te salen cuando la piel crece más lento que tu cuerpo; toma mucha agua, ponte crema, come bien y lo más probable es que se te quiten con el tiempo". Debo haber respondido algo así como "ah, bueno", porque entonces estaba más preocupada con las notas de la escuela, las clases de danza y los primeros besos.

Años más tarde me fui a la playa con mis compañeras de la escuela, y una de ellas se encargó de traumar a las demás. Mientras señalaba los muslos de una o los glúteos de otra, diagnosticaba: "tú no tienes remedio, tú sí, a ti mejor ni te digo...". No me salvé del absurdo escrutinio, el veredicto de la "experta" fue que tal vez mis estrías tenían remedio. Seguramente hice la misma expresión de antes ("ah, bueno") pero con una sonrisa de ironía.

Yo sabía que esa chica era bastante cruel. Cuando apenas teníamos 10 años, había hecho un juicio similar pero con las narices de todas las presentes. Por supuesto, la de ella era el ejemplo de la perfección, y la mía era nada menos que una protuberancia abominable. Una es niña y se toma muy a pecho lo que diga la "líder" del grupo. Entonces me traumé, porque no sabía cómo defenderme de algo así.

Tiempo después conocí a mis primas mayores que vivían en otra ciudad, bailarinas profesionales de ballet, doctoras, diseñadoras, todas con la misma nariz y todas me parecieron muy guapas y seguras de sí mismas. Luego vi varios álbumes con fotos de la familia. Lo que decía mi madre de nuestros rasgos me hizo sentirme orgullosa de lo que me había tocado. Así que cuando pasó lo de las estrías, me dio igual lo que dijera esa chica.

Esto es algo que aún no puedo explicar muy bien, pero creo que una se hace mujer cuando está entre mujeres. Y si esas mujeres tienen un pensamiento hostil hacia sí mismas, si las han enseñado a odiar su cuerpo, harán todo lo posible porque las demás también lo odien. Pero esta dinámica también funciona en sentido contrario. Si una está entre mujeres que se aman a sí mismas, que aprecian su cuerpo tal y como es, que no hacen caso a la censura masculina que se manifiesta a través de la publicidad, entonces una aprende a valorarse entera, a apreciar la sabiduría que traen consigo las arrugas, las canas, los rollitos y las estrías (tanto de las mujeres como de los hombres, porque ellos también tienen estrías, canas, rollitos y arrugas).

El doble mensaje

Como todo el mundo, hojeo los semanarios y la prensa rosa en la fila del supermercado y en el salón de belleza. En lugar de evadirme y relajarme, como es la intención, termino enojada pensando en las contradicciones que implica sentar un canon de belleza a través de los medios masivos de comunicación.

Me explico: por un lado, nos muestran a mujeres de piel de porcelana para vendernos un ____(inserte aquí el producto de su preferencia)____. Y por otro, las mismas publicaciones "desmienten" a la publicidad al mostrar en close up las estrías de Shakira o de Salma Hayek. El mensaje parece decir: hasta la diva más diva está photoshopeada desde el pelo hasta las uñas, pero tú, simple mortal, no tienes photoshop en la vida real, así que cómprate todos los tratamientos que te vendemos si quieres lucir "bella". ¿Soy la única que piensa que este doble mensaje tiene efectos negativos en nuestra autoestima?

Cada uno de nuestros rasgos cuenta una historia de vida, incluso da cuenta de momentos entrañables como la maternidad o la lactancia. Y está bien si una quiere ocultarlos, olvidarlos, maquillarlos o hasta photoshopearlos. Lo importante, creo yo, es que sea una decisión consciente e informada y no una imposición o una reacción irreflexiva ante las presiones de un medio que, a fin de cuentas, sólo quiere vendernos productos.

Finalmente, les comparto lo que un amigo me dijo una vez: "Cuando me di cuenta de que mi novia tenía estrías, fue la vigésima vez que la vi sin ropa. Y créeme, a esas alturas estaba tan enamorado de ella que hasta sus estrías me parecían hermosas".

¿Qué opinas, es importante para ti el asunto de las estrías?

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