Libera tu creatividad
La imaginación creadora es uno de los fundamentos de nuestra especie, nos permite encontrar soluciones y desarrollar habilidades en una situación concreta. La creatividad se manifiesta hasta en los más pequeños gestos: un paso de baile, un ingrediente distinto en un sandwich y hasta una solución a un problema complejo. Desde que somos niños estamos creando; entonces solíamos crear escenarios con objetos y seres imaginarios donde vertíamos nuestro mundo interior sin ningún límite, ahora recurrimos a otros medios, pero ya no lo hacemos con tanta fluidez como antes, quizás debido a los miedos o los bloqueos generados por las críticas ajenas.
¿Cómo es una persona creativa?
Cualquiera que sienta un pequeño vacío o insatisfacción tiene el potencial de crear y transformar las cosas. En ese sentido, todos somos creativos, transgresores y rebeldes, sin importar las circunstancias. En general, una persona creativa tiene las siguientes cualidades:
Tenacidad. A pesar de los fracasos o los obstáculos, el compromiso y la motivación no se agotan.
Curiosidad. Está abierto a las emociones, el pensamiento flexible y los pensamientos marginales o laterales; esto favorece la inovación y la orginalidad de sus propuestas.
Pensamiento divergente. Su mente genera muchas ideas, poco comunes, que atraviesan o integran distintos campos del conocimiento; el pensamiento divergente siempre encuentra respuestas inusuales aun ante una situación ordinaria o banal.
Pensamiento janusiano. Es capaz de trabajar con dos ideas radicalmente distintas al mismo tiempo.
Pensamiento andrógino. Su pensamiento va más allá de los estereotipos sociales de lo "masculino" y lo "femenino".
Agilidad mental. Le gusta la información y las situaciones complejas, responde a ellas con rapidez, lúdicamente y sin censura.
Imagina mundos alternativos. Sueña con perspectivas distintas, recurre a una lógica persponal o distinta, a veces criticado por ser "fantasioso" o "infantil".
Pensamiento analógico. Consiste en una libre asociación de imágenes e ideas, tanto de fenómenos preconscientes o inconscientes. Un creativo suele "soñar despierto" y vivir con intensidad lo que ocurre en sus sueños o en su imaginación.
Sin duda, estas cualidades solemos encontrarlas en los niños, pero también en artistas e investigadores que no han dejado de ponerlas en práctica.
Ejercicios de creatividad
Para aquellos que desean inyectarle más imaginación creativa a su vida, aquí hay algunos ejercicios básicos que flexibilizan el pensamiento y despiertan su potencial creativo.
Reordena tus ideas. Se trata de hacer nuevas asociaciones entre los conceptos para obtener nuevas perspectivas o soluciones. Por ejemplo: cuando alguien plantee un problema, deja que tu mente vuele en busca de soluciones sin importar si son o no "realistas", entre más ideas imagines, mejor. Escríbelas en orden de viabilidad y no suprimas ninguna, por más extraña o "loca" que parezca.
Escribe ficciones, historias imaginarias. Esto hace más flexible el pensamiento, la imaginación y el hallazgo de soluciones originales. Piensa que es un ejercicio para ti mismo, nadie está ahí para censurarte o premiarte. Si no encuentras cómo empezar, acá están las 36 situaciones dramáticas de Georges Polti.
Encontrarse. Explora distintos lenguajes: baila, dibuja, recorta y pega, cocina, camina al ritmo de la música, toma fotografías de lo que te llame la atención; cuando uno puede mirar, tocar o ponerle nombre a sus emociones e inquietudes, llegan soluciones y nuevas asociaciones de ideas. ¿Otra opción? Viaja a un lugar que no conozcas, pero no lleves mapa.
Las "páginas de la mañana". Julia Cameron, en su libro El camino del artista, propone que cada mañana, justo al despertar, uno escriba a mano tres páginas, sin censura y en flujo de conciencia —lo primero que venga a la mente—: sueños, imágenes, quejas, fantasías, ansiedad, cualquier cosa, el orden no importa. De acuerdo con Cameron, esta suerte de "drenaje" mental tiene dos beneficios: quita los bloqueos y permite fluir las ideas hacia una vía creativa.
Pasarse la película. Cuando se proyecta en la imaginación una idea o circunstancia, suelen aparecer soluciones distintas, como en la película de Corre Lola o Si yo hubiera. Para flexibilizar la mente, es importante hacer estas proyecciones recurrentemente, sin miedo ni presión. Por ejemplo: desde donde te encuentres, elige a un desconocido e imagina su vida, lo que pensará, cómo serán sus emociones, sus hábitos. Y luego hazte la pregunta: ¿cómo sería mi vida si yo fuese esa persona, que sería capaz de hacer? Después vuelve a imaginarte en tus zapatos. Recuerda lo que acabas de descubrir en tu proyección y busca de qué forma podrías modificar tu vida.
¿Qué otros ejercicios conoces para activar la creatividad?