La pareja interdependiente
Hace un par de semanas hice un post sobre 11 actitudes de codependencia que afectan nuestras relaciones de pareja. Sin embargo me quedé con dos preguntas en la mente: ¿de dónde vienen dichas actitudes?, ¿hay un modelo que nos ayude a construir relaciones más saludables y equitativas?
Parto de la idea que el ser humano no está hecho para vivir en el aislamiento; dependemos unos de otros en casi todos los aspectos de la vida, desde las cuestiones prácticas hasta las relaciones afectivas. La dependencia en la pareja es natural, incluso es necesaria porque es uno de los principios que dan sentido a las relaciones. Sin embargo, la dependencia puede dar lugar a relaciones tanto destructivas como constructivas.
Cuando reviso mi experiencia y la comparo con la de dos generaciones atrás, me parece que las relaciones de pareja fueron en su mayoría codependientes debido a que la mujer no tenía la posibilidad de construir autonomía. El matrimonio era una relación en la que el hombre tomaba las decisiones y la mujer acataba ese orden, con mayor o menor disposición. Pero a partir de la década de 1950, debido a cambios sociales, económicos y políticos, la idea de la pareja se ha modificado de manera que han surgido otros modelos de relación, como la interdependencia.
Codependencia
En la codependencia existe una falta de equilibrio detonada por una lucha de poder, porque alguno de los dos quiere tener el control o se siente obligado a hacerse cargo del otro y, a su vez, el otro está dispuesto a que se hagan cargo de él. Esto hace ambos se sientan responsables o culpables por los sentimientos y el humor de su pareja. Incluso se tiene la idea de que si el otro cambia, habrá menos frustración o culpa, pero casi siempre lo que uno no soporta del otro es lo que no acepta de sí mismo. A pesar del dolor que causan estas relaciones, las personas se sienten atrapadas porque temen estar solas. Este miedo tiene dos consecuencias: por un lado, se vuelve un obstáculo para consturir intimidad pues hay temor a ser rechazado. Por otro, uno de los dos prefiere perderse a sí mismo con tal de no generar conflicto o confrontar al otro.
Me parece que el modelo de codependencia tiene mucho que ver en los fracasos emocionales de mi generación. Me explico: aunque parezcamos independientes física, económica, mental o emocionalmente, de manera inconsciente seguimos dependiendo de otro. Por ejemplo, una mujer que tiene problemas para expresar su ira, en lugar de resolverlo se casa con un hombre que la expresa por ella. O un hombre que es extremadamente cerrado o retraído se casa con una mujer que es emocionalmente abierta y gregaria. En aquellas parejas que parecen más capaces y fuertes también veo cierta codependencia: para sentirse valioso o menos solo, uno necesita cuidar a otro. Y como la codependencia es mutua, su pareja solo se siente valorada al recibir esos cuidados.
Interdependencia
Por lo que he leído últimamente, este modelo permite establecer una relación más equitativa y adulta. La interdependencia requiere de dos personas autónomas, es decir, dos adultos que han aprendido a funcionar independientemente. La autonomía no se entiende sin la autoestima y la confianza en sí mismo, ello supone la idea de que uno es valioso y digno de amor por el simple hecho de existir. Partiendo de esa base, uno no siente la necesidad de afirmarse a partir del otro (controlándolo o dejándose controlar) sino que ambos son capaces de comprender sus diferencias, aceptarlas y honrarlas como dos seres separados que desean estar juntos para potenciarse.
Cuando hay amor es normal sentir apego, deseo de cercanía, preocupación, incluso dependencia, sólo que esto se da de manera consciente y voluntaria. Aunque sus vidas están entretejidas, son capaces de compartir el poder equitativamente y hacerse responsables de sus propios sentimientos, acciones y contribuciones en la relación. Cuando no hay problemas de autoestima tampoco hay miedo a ser honesto, uno puede expresar sus sentimientos sin temor a ser juzgado o a que el otro se ponga a la defensiva. Como el autoestima no depende del otro, no hay temor a construir intimidad y la independencia de uno no significa una amenaza para el otro. Quizás porque soy bastante optimista pero lo que veo en la interdependencia es una forma de relacionamiento más productiva, porque no parte de una deuda o una culpa sino de dos seres que al saberse completos y valiosos, se dan al otro en un acto de generosidad.
¿Conoces alguna pareja interdependiente?
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