Preocupaciones sexuales de los jóvenes
Consecuencia de los mitos sexuales imperantes, lo que más preocupa a los jóvenes es no cumplir con ellos. Es decir, no cumplir con esos “supuestos saberes” que terminan convirtiéndose en verdades absolutas y que, muchas veces, producen problemas sexuales.
¿Cuáles son esos “supuestos saberes”?
“En el sexo, como en cualquier otra actividad, el rendimiento es lo que vale”.
Esto de alguna manera significa poder cumplir un objetivo y, cuantas más veces, mejor. Este objetivo es en general la penetración y el orgasmo. De este modo se transforma al sexo en trabajo, como una obligación más de las tantas que presenta el diario vivir. Muchos de los problemas sexuales masculinos se deben a la llamada "ansiedad por rendimiento". Cumplir con estas pautas es más valioso para muchos hombres, que la posibilidad de gozar realmente.
Los varones suelen creer que en el sexo lo que más cuenta es la cantidad de veces en el mínimo tiempo. Esta novela que siempre les vendieron, es una de las cosas que más ha lesionado la sexualidad del hombre.
“El hombre se debe encargar de dirigir y orquestar el sexo”.
La mayoría de los varones supone que ellos solos deben producir su propia excitación, que deben llegar a una situación sexual, ya excitados y erectos. Solo las mujeres necesitan atención especial para lograr “ponerse a punto”.
Se sienten responsables de que su compañera tenga un orgasmo y culpables si no lo alcanzan. Buscan información en múltiples fuentes de cuál es la mejor manera de hacer gozar a su pareja pero no se atreven a preguntárselo a ella, pues sería admitir una ignorancia que pondría en duda su hombría. Desconocen que la actividad sexual con una compañera debiera ser algo compartido con ella.
“El hombre siempre quiere y está dispuesto a tener una relación sexual”.
La frase típica de los boy scouts no es ajena a la mitología sexual de nuestra sociedad. Aun hoy, casi todos los hombres piensan "yo puedo con todas las mujeres que quiero, y si no puedo es porque soy un débil". Cumplir con este mandato suele llevarlos a no poder elegir y no poder decir que no: es como estar obligados a "poder con todas". En cambio, a la mujer se le reconoce el derecho a no aceptar una relación sexual y a elegir el cómo, el cuándo y el dónde.
“El sexo debe ser natural y espontáneo”.
Es decir, que no necesita aprendizaje. Como si el hombre ya viniera programado de fábrica. Y este mito impide preguntar, aprender y también enseñar. En lo que respecta al sexo, hay que aprender, como en todas las otras actividades de nuestra vida. Avergonzarse por preguntar, muchas veces genera dudas o errores que pueden llevar a dificultades mayores.
Diana Resnicoff es licenciada en psicología, sexóloga clínica y secretaria científica de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana (S.A.S.H.).
Quizá te interese:
Posiciones sexuales