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Insatisfacción sexual femenina

Muchas veces pensamos que son nuestros compañeros sexuales quienes no saben estimularnos. ¿Qué podemos hacer nosotras?. La respuesta "tradicional" a este interrogante, consecuencia de un modo de pensar en la cual el saber sobre el sexo correspondía a los hombres era "nada".

Otra manera de enfocar la situación es pensar en la responsabilidad por el propio sexo, ya que muchas veces, nuestros compañeros sexuales saben poco sobre las mujeres. Un estudio realizado por dos sexólogas de la Universidad de Yale reveló que de las mujeres que contaban a sus parejas cómo les gustaba exactamente ser tocadas, siete de cada diez manifestaban tener orgasmos cada vez o casi cada vez que hacían el amor. Descubrieron también, que sólo el 54% de las mujeres que se resignan calladamente a la insatisfacción en la relación, son felices en su vida sexual.

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Hacer el amor es similar a una danza de salón. Cada uno puede o no bailar maravillosamente bien pero lo importante es cómo bailan juntos. Algunas personas sólo bailan bien cuando lo hacen solas pero no con una pareja. Para que una danza resulte bella y satisfactoria requiere cooperación, comunicación y consideración.

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Todo esto es igualmente válido cuando hacemos el amor. Es común creer que hacer bien el amor es algo que viene como parte de nuestra carga genética y que no requiere aprendizaje alguno. Desengañémonos: los hombres no nacen sabiendo. El único camino es aprender a través de nosotras.

Es necesario informarle a nuestra pareja, de manera verbal o no verbal, nuestras preferencias sexuales, evitando de este modo el desarrollo de patrones negativos. A menudo, los hombres no sólo carecen de información sobre la singularidad de cada mujer sino de información anatómica básica. La mayoría nunca ha visto los genitales femeninos hasta que empiezan a tener relaciones sexuales.

Un buen punto de partida podría ser describirle tus genitales, explicándole la sensibilidad de las diferentes estructuras. Pero no es suficiente sólo con hablarle del clítoris y de su localización. La mayoría de los hombres necesitan ver y tocar los genitales de su compañera para comprender mejor. No olvides indicarle cuáles son tus zonas más sensibles, incluso guiando su mano con la tuya para que de este modo sepa cómo te gusta exactamente ser acariciada y qué grado de presión prefieres. Así, de modo tranquilo y jugando tu pareja podrá aprender un montón de cosas sobre tus necesidades.

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