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Cuando la penetración es imposible

Sol (23 años): "Quiero mantener relaciones con mi novio pero cuando él lo intenta, se me cierra la vagina. Él hace más fuerza y siento un dolor muy fuerte. Mi novio se enoja conmigo porque cree que no quiero tener relaciones".

El vaginismo afecta seriamente la vida sexual - Thinkstockphotos
El vaginismo afecta seriamente la vida sexual - Thinkstockphotos

Juan (28 años): "Hace un año y medio que nos casamos y nunca pudimos mantener relaciones sexuales. María se contrae y siente dolor cuando yo intento penetrar y a mí no me gusta causarle daño. Ahora la situación nos preocupa más porque, además de que nos interesa resolverlo para gozar de nuestras relaciones, deseamos tener un hijo."

Esta disfunción femenina consiste en una contracción espasmódica e involuntaria de los músculos vaginales, de manera recurrente y casi constante, que no permite la entrada del pene ni de ningún otro objeto. Una revisación ginecológica muestra cómo la vagina se contrae y se cierra cuando el ginecólogo/a intenta introducir el espéculo o un dedo. Es una de las causas más frecuentes de lo que denominamos parejas o matrimonios "no consumados".

Es frecuente que la mujer que padece un vaginismo crea que es la única en el mundo que no puede tener una relación sexual como las demás. Suele sentirse tan anormal o avergonzada de su imposibilidad que muchas veces tarda hasta años en hacer una consulta (o no consulta nunca). La mayoría tiene deseo y lubricación normal, son orgásmicas y disfrutan de un sexo muy satisfactorio y placentero, sin penetración. Con frecuencia, se decide a consultar cuando desea un embarazo o cuando la desesperación o el miedo al abandono pueden más que la vergüenza.

La causas del vaginismo son, en su gran mayoría, psicológicas (aunque el detonante, en algunos casos, haya sido orgánico), siendo las causas inmediatas, más frecuentes, el miedo al dolor, el miedo al embarazo, las experiencias sexuales traumáticas o el intenso sentimiento de culpa. También hay innumerables causas más profundas y, en ocasiones se observan verdaderas fobias o aversiones a la penetración o al contacto genital.

Muchas veces este síntoma es confundido con un himen rígido o imperforado o con un anillo fibroso y la mujer llega a ser intervenida quirúrgicamente, con lo cual no sólo no se resuelve el problema sino que se puede intensificar.

¿Existe un tratamiento efectivo para el vaginismo?

La terapia sexual ofrece un tratamiento relativamente corto, durante el cual, se busca de a poco desensibilizar la zona genital y hacer que la paciente tome confianza con su cuerpo. Creo, que lo más difícil, para muchas mujeres, es animarse a hacer la consulta.

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