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El europio, un ingrediente infalible de la UE para evitar la falsificación de billetes de euro

La mayoría de los europeos, por no decir todos, sabemos que la UE utiliza varios mecanismos de seguridad en los billetes de Euro para evitar que sean falsificados: la famosa marca de agua, la banda holográfica, el algoritmo de la numeración… Sin embargo, lo que no es tan conocido es el extraño elemento químico que las fábricas de moneda y timbre utilizan en la tinta que acaba impresa en los billetes para saber, al 100%, cuándo es falso y cuándo no: el europio.

Aunque parece un nombre ideado por Mario Draghi, lo cierto es que este compuesto se encuentra en la tabla periódica, entre el grupo de los lantánidos (Eu 63). La razón por la que se emplea es un poco complicada, pero básicamente, para que sea entendible: el europio se añade a una tinta fluorescente desconocida (que no se revela para evitar fraudes). ¿Qué efecto se produce en el billete? En el día a día, con la luz natural, no ocurre absolutamente nada, por lo que el compuesto pasa totalmente desapercibido y al estafador le da la sensación de que su imitación es perfecta, pero la cosa cambia cuando se aplica sobre el papel una luz láser de mucha mayor intensidad: los electrones se excitan y, al relajarse, el compuesto brilla.

El resultado, lo que se ve, es explicado por Sam Kean en 'La cuchara menguante', con esta descripción recogida en el blog científico Xataka: El bosquejo de Europa de los billetes brilla con un color verdoso, como si lo estuviéramos viendo a través de los ojos de un alienígena. Una corona de estrellas de color pastel gana un halo amarillo o rojo, mientras que monumentos y firmas y sellos ocultos brillan en color azul marino. Para pescar a los falsificadores, la policía sólo tiene que buscar los billetes que no muestren todos esos signos, escribe Sam Kean, en La cuchara menguante.

[Relacionado: Un billete de 50 libras que vale 820. ¿Por qué?]

El europio fue descubierto a finales del siglo XIX por el químico francés Eugène-Antole Demarçay. Hoy en día es complicado encontrarlo en la naturaleza, aunque su uso va en aumento: se emplea, principalmente, para producir catalizadores y pulir cristales, aunque cada vez se emplea más en las pantallas LED de los televisores de última generación para fortalecer el color rojo.

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No obstante, el europio es peligroso en grandes cantidades, aunque no en las que se manejan a pie de calle.. Según su descripción química, puede causar embolias pulmonares cuando se inhala periódicamente y supone una amenaza para el hígado si se acumula en el cuerpo humano, por lo que hay que tener cuidado a la hora de tratarlo.

[Más: Suecia, ¿El primer país europeo sin billetes?]