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OQO, el ordenador que pudo haber revolucionado el mundo

Dentro de no muchos años, los ordenadores portátiles o de sobremesa serán cosa del pasado. Los teléfonos inteligentes y las tabletas serán más potentes, sofisticadas, cómodas y útiles que los PC. En la actualidad, nos encontramos justo en la época en la que está empezando este cambio. Las ventas de los ordenadores personales están estancadas y las de los smartphones y dispositivos como el iPad están disparadas.

[Relacionado: Los mayores fracasos tecnológicos de los últimos años]

Los gurús de la informática llevan preparándose para esta situación desde hace muchos años. Pero mientras algunos se dedicaron a diseñar móviles como el iPhone o la BlackBerry para poder triunfar, otros apostaron por productos muy diferentes. Ese fue el caso de OQO, una empresa estadounidense que creó un aparato con el mismo nombre, que aspiraba a 'acabar' con la informática clásica y revolucionar el mundo.

Gran potencia, pequeño tamaño
OQO era un ordenador de bolsillo. Medía 12,7 centímetros de largo por 8,6 centímetros de alto. Su ancho era de apenas 2,5 centímetros y pesaba 400 gramos. La primera versión de este aparato, que vio la luz en el año 2004, contaba con 20 Gb de disco duro y 256 megas de RAM. No estaba nada mal. Su diseño recuerda al de los actuales teléfonos con teclado QWERTY.

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Pero la gran apuesta fue el OQO 2. La segunda parte de este revolucionario ordenador de bolsillo salió a la venta en 2007 (justo el mismo año en el que se presentó el primer modelo de iPhone). Tenía 120 GB de disco duro, memoria RAM de hasta 1Gb y un procesador a 1,6 Ghz. Es decir, las mismas prestaciones que un portátil de aquella época, pero en un tamaño ultra reducido. Tan bueno era que el propio Bill Gates, el fundador de Microsoft, lo presentó en sociedad.

Fracaso absoluto
Aunque OQO 2 tenía la misma potencia que los teléfonos móviles más punteros que han visto la luz 4 años más tarde, fracasó estrepitosamente. El principal motivo fue lo estratosférico de su precio: costaba 1.500 dólares (1.110 euros, aproximadamente). Por si esto fuera poco, las reparaciones de este ordenador eran carísimas. Cualquier arreglo de hardware no bajaba de los 300 dólares (220 euros). Demasiado caro.

En 2009, la empresa OQO cerraba sus puertas. Según se rumoreó, hasta el último momento los responsables de la compañía intentaron que o Apple o Microsoft diseñaran un sistema operativo especial para su ordenador. Un esfuerzo que no sirvió para nada, ya que estas dos empresas tenían sus propios planes para asaltar el segmento de los sistemas informáticos ultra-portátiles. Una pena, porque OQO era un buen producto.