Yahoo Finanzas Ser mujer, un 'castigo' a la hora de hacer la compra
Juguetes, productos de droguería y belleza, ropa, calzado y muchas cosas más. Son productos para mujeres que, habitualmente, son más caros que los productos homólogos que se venden para los hombres. Es la pesada carga que tienen que soportar las mujeres a la hora de hacer la compra, un agravio que se suma a una menor retribución media respecto a la de los hombres por realizar el mismo trabajo.
Todas las mujeres de todas las edades se ven perjudicadas por lo que denominan ‘la tasa’ o el ‘impuesto rosa’, como denominan irónicamente al sobrecoste impuesto a todo tipo de productos supuestamente concebidos para las mujeres. El Estudio lo ha realizado la fundación francés Georgette Sand (una asociación formada por 40 personas, entre mujeres y hombres bautizada con el femenino de George Sand, el seudónimo que eligió la escritora Amandine Aurore Lucile Dupin para poder publicar sus libros y ser tomada en serio). En Estados Unidos, Forbes había realizado un estudio similar y los resultados fueron casi idénticos.
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Según los datos que han recabado a partir de una compra realizada en la cadena de supermercados Monoprix, los triciclos para niñas por ejemplo cuestan cinco euros más que los de niños. Sucede lo mismo con las mochilas y en el ámbito de la higiene. Si un cepillo de dientes rosa cuesta 5,94 euros, el azul, se entiende que destinado al consumidor masculino, baja a 5,78. Las cuchillas de afeitar, o para depilarse, siguen la misma línea pese a que la diferencia de precios difícilmente puede explicarse por los costos de fabricación; Desodorantes, cosméticos…
En general cada producto que lleve una etiqueta que lo catalogue como ‘femenino’ es más caro. Monoprix ha respondido que las cuchillas de afeitar son más baratas para los hombres porque las consumen en mayor medida y Georgette Sand ha replicado que de paso deberían poner los artículos dirigidos a varones y a féminas juntos en lugar de stands y pasillos diferentes, porque parece que de manera deliberada los sitúan lejos unos de los otros para impedir la comparación de precios.
Para luchar contra este agravio, la fundación citada ha lanzado una campaña en la plataforma virtual Change.org.Hasta ahora se han adherido más de 43.000 personas para que acabe esta discriminación. “Una práctica que no sólo insulta a las mujeres al llevar al extremo el llamado ‘gender marketing’ (marketing de género), sino que muestra la subjetividad con la que productores y distribuidores fijan los precios de venta”, dicen en la asociación Georgette Sand. En http://womantax.tumblr.com/ publican las fotografías enviadas por los internautas donde tratan de ilustrar este “impuesto invisible”. La página cuenta con cerca de 30.000 visitas semanales. Con la etiqueta #womantax, el colectivo busca también hacerse notorio en Twitter.
Este agravio de género se suma al provocado por la injusta retribución de hombres y mujeres.En la Unión Europa por ejemplo, pese a las notables mejoras conseguidas en materia de igualdad de género en los últimos años, las mujeres cobran un 16% menos que los hombres, pese a que el 60% de los titulados universitarios son mujeres, según datos del propio gobierno comunitario.
En España la diferencia salarial entre hombres y mujeres es de un 18%, por debajo del máximo del 30% de Estonia y por encima del mínimo del 3% de Eslovenia. Otros países como Alemania, el Reino Unido, Francia, e Italia presentan brechas salariales del 22%, 19%, 15% y 7%, respectivamente.
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