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Punto final a los enjuagues de impuestos de las multinacionales

La OCDE y el G20 han presentado un proyecto contra los artificios que aplican muchas multinacionales en sus cuentas para pagar menos. Se llevan los beneficios a países con impuestos más bajos. Es el plan más ambicioso de los últimos 50 años para años para combatir los abusos de las grandes multinacionales.

Dos años han tardado en ponerse de acuerdo el organismo que agrupa a las economías más industrializadas del mundo y el G20, que incluye además a los países en desarrollo y la Unión Europea en bloque la OCDE, pero al final han llegado a un punto de entendimiento.

La operativa no es en absoluto sencilla porque obliga a hacer verdaderos cambalaches, pero el resultado es increíblemente jugoso: el tipo impositivo medio que terminan pagándo las grandes corporaciones en España oscila entre el 1% y el 1,5%, según estimaciones de ONGs y organizaciones de la sociedad civil asumidas extraoficialmente por organismos internacionales. Una miseria, si tenemos en cuenta que el impuesto de Sociedades es del 28% en España para las grandes empresas, aunque también es uno de los más altos de la UE.

¿Cómo operan estas empresas? En la mayoría de los casos, no existe un comportamiento ilegal, sino una explotación abusiva de las rendijas que deja el control de empresas con actividades en varios países. Habitualmente son compañías que tienen –por ejemplo –el Departamento Financiero en Suiza, el de Tesorería en Bélgica y el domicilio fiscal en Irlanda, por lo que rastrear todas sus operaciones para determinar qué impuestos deben pagar se convierte en una labor titánica. Además, es muy difícil conocer qué operaciones ha realizado la multinacional en otros países y si ya ha tributado por ellas porque los cauces informativos no funcionan con la debida agilidad, incluso dentro de la Unión Europea. Si pensamos en compañías presentes en los cinco continentes, el asunto se complica mucho más.

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[También de interés: La lista de los supermorosos con Hacienda, clandestina y fugaz]

European People’s Party vía Wikimedia Commons.

Pese a que las grandes corporaciones llevan tiempo funcionando así, el asunto no ha saltado a la agenda política hasta después de estallar la crisis, quizá porque los Gobiernos necesitan también mejorar sus ingresos. Entre las prácticas más habituales de las multinacionales para eludir el pago de impuestos se encuentran los préstamos entre empresas del grupo o el pago de royalties por transferencias de tecnología o computar determinadas cantidades como gastos en I+D. Hacienda ha aumentado las comprobaciones, pero aún así eran testimoniales: 40 al año, frente a cerca de 200 en países vecinos.

El año pasado un nuevo escándalo obligó a acelerar la investigación, cuando un consorcio de periodistas descubrió que multinacionales como Ikea, Pepsi o Burberry se habían ahorrado millones de euros en impuestos en España, gracias a pactos secretos con Luxemburgo, para desviar dinero allí y evitar el pago de impuestos. Unas 340 empresas habían suscrito estos acuerdos fiscales al gusto. El asunto apuntaba a que Juncker, entonces presidente europeo, firmó estos pactos siendo primer ministro luxemburgués.

La puesta en marcha de una normativa internacional para controlar este escape de impuestos es la mejor decisión que se podía tomar y probablemente será muy bien recibida por los contribuyentes que cada vez tienen menos cosas por las que deducirse en su Declaración de la Renta.

Otro asunto es cómo sentará todo esto en empresas que atraviesan momentos complicados por el descenso del consumo y cuándo serán realmente efectivas estas medidas. Además, habrá que ver si colaboran países como Irlanda, Luxemburgo o Suiza, que en las últimas décadas han conquistado a decenas de multinacionales con impuestos bajos y otras ventajas fiscales.

IDNet Noticias

@maribelrodrigo