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Por qué hay temor a que se esté cociendo la segunda burbuja puntocom

Las empresas tecnológicas acaparan casi toda la atención de los mercados. Avalancha de salidas a bolsa, revalorizaciones fulgurantes en algunos debuts en el parqué, operaciones de compraventa y fusión incesantes, resultados convincentes en algunos casos, cientos de startups lanzadas frenéticamente en nuevos proyectos, financiación abundante y uso masivo y creciente de todo tipo de dispositivos por personas de cualquier rincón del planeta.

Este frenesí ha provocado las primeras voces de alarma en algunos analistas. Estamos de nuevo ante una burbuja tecnológica como la vivida a comienzos del siglo. El último que acaba de darla, y de forma contundente, es el famoso gestor de fondos David Einhorn , que dirige Greenlight Capital, una referencia tras ser capaz de anticipar el colapso de Lehman Brothers. En su última carta abierta a los partícipes del fondo, este gurú dice alto y claro que estamos ante una nueva burbuja, su única duda es cuánto puede seguir engordando y qué o quiénes la pueden pinchar.

Hace un paralelismo con la de hace 15 años, y destaca como diferencias que en esta las valoraciones son más modestas y existe menos entusiasmo del público o del inversor de a pie.

El hecho de que se rechace a la hora de valorar las empresas el uso de los métodos de tasación convencionales y el que el primer día de cotización se salde con subidas enormes en empresas que lo único que han hecho es utilizar las palabras de moda al uso para atraer el dinero caliente de los fondos de capital riesgo son para este gestor la prueba del algodón de que estamos en un frenesí vacío.

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La tesis de Einhorn va calando en Wall Street. La sensación de que en la actualidad algunos títulos y subsectores tecnológicos están sobrevaluados, incluso después de las recientes caídas en el índice Nasdaq, la tienen muchos otros.

"Algunas compañías tienen valorizaciones astronómicas" en la bolsa de Nueva York, opina Roger Kay, analista en Endpoint Technologies. "Esto es bastante problemático porque implica que algunas tecnologías del futuro que ni siquiera fueron probadas tienen un valor de miles de millones de dólares", explica.

Facebook está valorada en unos 150.000 millones de dólares actualmente, a pesar de que desembolsó sumas exorbitantes para comprar la aplicación WhatsApp (19.000 millones de dólares) y la compañía especializada en realidad virtual Oculus VR (2.000 millones). A pesar de una caída de cerca del 20% en las últimas semanas, el valor del título de la red social sigue estando un 50% por encima que el de Boeing.

Los últimos resultados, con crecimientos del beneficio superiores al 80% sobre todo, procedentes de los teléfonos móviles vuelven a poner algo de sentido a la realidad bursátil y sobre todo al potencial de empresas de este tipo. Otra de las grandes tecnológicas, Apple, en su segundo trimestre del ejercicio fiscal anunciaba ventas de iPhone mayores de lo previsto que impulsan su cifra de negocios respecto a un año atrás desbaratando los pronósticos que preveían el primer retroceso en más de una década.

Twitter también está en el ojo del huracán. La acción cayó cerca de un 40% desde su valor máximo del año pasado, pero la compañía está valorada en 25.000 millones de dólares, aunque nunca dio ganancias.

El problema no solo está en las valoraciones. Algunas ofertas de compra parecen disparatadas. La aplicación de mensajes SnapChat rechazó una oferta de 3.000 millones de dólares de Facebook, mientras que, dentro del mismo área, Viber fue vendida por 900 millones de dólares al japonés Rakuten. Suma y sigue.

Sólo en el primer trimestre de 2014 unos 9.900 millones de dólares se han invertido en 880 operaciones, un nivel inédito en más de una década, según el blog especializado CB Insights. El cofundador de este blog, Anand Sanwal, sostiene sin embargo, que no hay burbuja. Reconoce eso sí que las cosas están un poco espumosas en algunos bolsillos, pero no es uno burbuja.

Otros como Jay Ritter, de la Universidad de Florida, diferencian la valorización de grupos más tradicionales como Apple y Hewlett-Packard de la de otras empresas emergentes. "La preocupación está sobre todo del lado de las redes sociales".

El banco de negocios Goldman Sachs no cree tampoco en la burbuja. En general los que la niegan consideran que las valoraciones no son tan altas, la actividad de salida a bolsa no es tan frenética, las subidas de más del 100% en el primer día de cotización se pueden contar con los dedos de una mano y la financiación de capital de riesgo no está explotando como lo hizo hace quince años. Pero bien es cierto que generalmente sólo después de que una burbuja estalle nos damos cuenta de que estábamos en ella.

Aunque ya han pasado quince años, los efectos de la primera burbuja todavía resuenan en la memoria de muchos españoles. En nuestro país la crisis tardó más en llegar pero lo hizo con efectos igual de devastadores que en EEUU.

Justo un año después de que se desatase la crisis en Wall Steet, Jazztel caía un 16% en pocos minutos después de que un accionista se deshiciese de todos sus títulos. El icono del auge y caída de las puntocom en España es Terra, que cerró el círculo de la burbuja en España en julio de 2005 tras seis años de polémica andadura. Terra salió a Bolsa el 17 de noviembre de 1999 a un precio de 11,81 euros y cerró ese mismo a 37, lo que supuso un avance del 184,61%. Los máximos, cerca de los 140 euros, se dieron, curiosamente, en febrero de 2000. En su exclusión de bolsa, las acciones fijaron su valor en 3,04 euros. ¿Volveremos a vivir algo parecido?

IDNet Noticias
@Jorcha