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Lo que Europa si y no debe copiar del mito japonés

Japón es un gigante económico, puntero en innovación tecnológica, competitividad y capacidad exportadora. Con una tasa de paro mínima ha vivido, sin embargo, casi 15 años de estancamiento económico, sobreendeudado y sin apenas crecimiento de su PIB y con tasas negativas de los precios. Es decir, con deflación.

En 2013, a instancias del primer ministro Shinzo Abe, el Banco de Japón activó un enorme paquete de estímulo monetario y aumento del gasto público de hasta un 2%. Medidas que iban acompañadas de un nuevo objetivo de inflación de un 2% para un Banco de Japón acostumbrado a la deflación. El yen, según el Gobierno, tenía que bajar para favorecer las exportaciones. El objetivo era poner en marcha la máquina, de una vez por todas, y cambiar el estado de ánimo de las empresas y consumidores japoneses para que reactivar la economía y crear empleo.

La receta de Abe está dando frutos, aunque con luces y sombras. El FMI acaba de dar de hecho un espaldarazo a estas medidas al anunciar que las expectativas de inflación "han repuntando recientemente" y que ha habido "una notable subida en el crédito bancario, incluido a las pequeñas y medianas empresas". Las proyecciones del FMI prevén un inflación del 1,1% para finales de año.

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Pero el Fondo pide también no bajar la guardia y aboga por que esa agresiva expansión monetaria se mantenga por un prolongado periodo de tiempo. Y como medida adicional para consolidar el crecimiento sostenible de la economía nipona pide la desregulación de agricultura y los sectores de servicios domésticos que permitirían subir la productividad, la competitividad y la inversión".

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Sin embargo, Japón se asemeja a una pesada maquinaria a la que es casi imposible lanzar a toda velocidad. Pese al faraónico plan de estímulo, el FMI pronostica un crecimiento económico de Japón del 1,4% para 2014 y del 1% para 2015. Nada del otro mundo. De hecho Abe prepara un nuevo paquete de medidas de estímulo. Europa, temerosa de la enfermedad de Japón, acaba de empezar a tomarse en serio las políticas expansivas monetarias y heterodoxas ante el riesgo de deflación, ya prevé crecer el 1% en 2014, el 1.7% en 2015 y el 1,8% en 2016, según las últimas estimaciones del BCE.

El objetivo declarado del Gobierno japonés es el de aumentar el crecimiento potencial en medio punto como mínimo, hasta niveles de 1.5/2.0 % en los próximos años. Pero, por ahora no hay muchos argumentos para convertir este deseo en una realidad, según los analistas de Citi. Este banco norteamericano espera un dato promedio de crecimiento del 1.1 % en los próximos cuatro años, aunque confía en revisar al alza las cifras. Dependerá de las medidas que se anuncien y cómo se concretan. Japón es un referente, pero parece todavia es demasiado distinto, en lo bueno y en lo malo, a Europa.

IDNet Noticias

@Jorcha